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Los supermercados llaman a la calma y descartan desabastecimiento a corto plazo por la guerra de Ucrania

El temor a la falta de aceite de girasol y cereales pone en alerta a los sectores de producción, desde el campo a las conserveras

Un expositor casi vacío de botellas de aceite de girasol en un supermercado de Madrid, el 8 de marzo.
Un expositor casi vacío de botellas de aceite de girasol en un supermercado de Madrid, el 8 de marzo.Diego Fernandez (EFE)

La guerra en Ucrania está provocando tensiones en la cadena alimentaria española: del campo al supermercado pasando por las fábricas. El sector vigila de cerca el conflicto y los problemas que puede provocar. Y eso, a pesar de que, de momento, no haya problemas de abastecimiento. Los supermercados aseguran que no falta stock y que la situación está controlada. Sin embargo, en el campo y en la industria de determinados productos sí hay incertidumbre ante el temor a que escaseen el aceite de girasol y determinados cereales. Esta circunstancia ha provocado un doble miedo entre los clientes: que suban los precios y que haya termine habiendo desabastecimiento, lo que explica que se produzcan algunas compras anómalas que provoquen que las estanterías con estos productos se vacíen rápidamente en algunos casos y que se lancen mensajes alarmistas en las redes sociales. “No lo usamos mucho, pero hemos comprado aceite de girasol por prevención ante la guerra y por la huelga de transportistas de la semana que viene”, explica un matrimonio en el entorno de a cuarentena a la salida de un Mercadona de Madrid.

En los últimos dos años, algunos de los escenarios más apocalípticos solo al alcance del cine se han venido haciendo realidad. La pandemia supuso un varapalo inesperado en toda Europa, donde se produjo una cierta histeria que quedó reflejada en la compra frenética de papel higiénico. Ahora, ante una guerra en territorio europeo, algo que no ocurría desde hace más de dos décadas, el miedo de la industria alimentaria es que vuelvan a producirse compras sin sentido. El primer foco se ha puesto en el aceite de girasol, y el próximo pueden ser los dulces, la bollería industrial o las conservas. Aunque el sector trata de calmar las aguas: “El único producto que se ha limitado es el aceite de girasol y no porque haya desabastecimiento, sino para ordenar su venta ante una demanda atípica por parte de los consumidores, muchos de ellos empresas de restauración”, asegura Ignacio García Magarzo, director general de Asedas (asociación que agrupa a Mercadona, AhorraMas, Lidl y Dia, entre otros).

En los supermercados, mientras tanto, se respira tranquilidad. La llegada de clientes es la habitual y sus compras las similares a cualquier día, según las distribuidoras. Eso sí, hay productos que ahora tienen un lugar preferente en más carritos de compra que hace unas semanas. Pese a ello, todas descartan tener problemas de abastecimiento. En el caso de Dia, calcula que tiene guardado para un periodo de al menos tres o cuatro meses, según indicó el jueves su consejero delegado, Ricardo Álvarez. La empresa confía en que, pasado este tiempo, “se reequilibre el mercado”.

El conflicto afecta a diversas materias primas y al aceite de girasol que procede de Ucrania, donde los puertos comerciales están cerrados desde el 24 de febrero y existe mucha incertidumbre en torno al mantenimiento de los cultivos. Esto también tiene consecuencias sobre el sector primario que emplea esta materia para la producción de otros productos. Por ejemplo, los dulces y la bollería industrial, así como las conserveras. De hecho, las principales asociaciones de estos sectores avisan: solo tienen reservas para mantener su actividad las próximas cuatro semanas en el mejor de los casos y ya buscan alternativas con otros aceites de origen vegetal como el de palma, de colza o de coco. Aunque este cambio no será gratis y lo lógica dice que habrá un encarecimiento del producto final.

Fuentes de la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) señalan que los efectos de la guerra están siendo preocupantes también por la fuerte “presión de los costes energéticos sobre las empresas” y las “dificultades para la importación de ciertas materias primas” utilizadas en la industria. “Es el caso del aceite de girasol, el maíz y el trigo, ingredientes usados para productos como harinas, pastas, sémolas, productos de aperitivo, productos de panadería, bollería y pastelería, así como para la alimentación animal, entre otros”, afirman.

Por su parte, Aurelio del Pino, presidente de la asociación ACES, que representa a Auchan Retail, Carrefour, Eroski y Supercor, advierte de que “Ucrania es un proveedor importantísimo de muchas materias agrarias, especialmente maíz y girasol, y la situación actual ha empezado a generar distorsiones y tensiones en los mercados primarios que podrían tener efectos en el medio plazo”. Las tensiones que menciona Del Pino afectan, por ejemplo, al sector agrícola y ganadero.

Carestía de pienso animal

A este respecto, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha insistido este viernes en una entrevista en TVE que el abastecimiento de alimentos en España “está asegurado” pese a los problemas por la guerra en Ucrania. Planas ha señalado que el sector tiene una autonomía muy fuerte y una alta exportación. No obstante, ha admitido que existen “cuellos de botella” que resolver, pero ha llamado a la tranquilidad frente al nerviosismo por la oferta de aceite y ha recalcado que en España hay “posibilidades suficientes de abastecimiento” de grasas vegetales, con la alternativa del aceite de oliva.

El sector ganadero es el que más teme la carestía de cereales que se utilizan en la elaboración de piensos para la cabaña ganadera. Entre los que se importan desde Ucrania destaca el maíz: se trata del segundo suministrador de este producto a España, solo por detrás de Brasil, con un volumen medio por temporada de 2,7 millones de toneladas, el 22% de las compras en el extranjero. En concreto, en 2021 España adquirió maíz ucranio por 510 millones de euros.

Por eso, tras la interrupción del mercado ucranio, el Gobierno ha pedido a la Comisión Europea la relajación de las exigencias comunitarias a la hora de importar cereales, aunque sea de forma temporal, y contrarrestar así la pérdida de la cosecha ucrania. Además, este problema perdurará en el tiempo, ya que existen muchas dudas sobre si podrán llevar a cabo la siembra de la próxima campaña en la situación actual de guerra. Lo que solicita el Ejecutivo es flexibilizar las exigencias sanitarias a la importación en Europa para poder comprar a países con oferta suficiente como Argentina y Estados Unidos, como pide el sector. Y que se reduzcan las superficies en barbecho obligatorio por la PAC para que se pueda sembrar de manera temporal esas tierras durante el conflicto.

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