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Las Bolsas europeas corrigen el optimismo de la víspera tras el anuncio del BCE de acelerar la retirada de estímulos

El Ibex cierra con una caída del 1,15% y aguanta los 8.000 puntos. Wall Street se tiñe de rojo con la inflación estadounidense que marca un nuevo récord

Matteo Allievi
Vista de la Bolsa de Madrid.
Vista de la Bolsa de Madrid.Altea Tejido (EFE)

Las Bolsas europeas han vivido otra jornada de incertidumbre, después de que en la víspera la euforia se disparara en los parqués. La decisión del Banco Central Europeo de acelerar la retirada de su programa de compra de deuda no ha apaciguado los nervios de los inversores. La evolución de la guerra también ha estado en el centro de atención: la reunión en Turquía entre el Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, y su homólogo ucraniano, Dmitro Kuleba, ha finalizado sin abordar un acuerdo de alto al fuego. El Ibex ha cerrado la sesión con un descenso del 1,15%, aunque ha aguantado los 8.000 puntos. Números rojos no tan destacados con respecto a los otros parqués del Viejo Continente: Fráncfort y París se han desplomado casi un 3%. Pero es Milán que marca el peor rendimiento de la jornada, al dejarse un 4%.

Dentro del selectivo español, Siemens Gamesa e Inditex sufren los mayores descensos, en torno a un 4%. En cambio, los bancos, impulsados por el incremento de rentabilidad de la deuda, se apuntan los mayores beneficios: Sabadell y Bankinter avanzan más de un 3%. Wall Street también ha abierto en rojo, después de que se diera a conocer el dato sobre la inflación de febrero, que ha alcanzado casi un 8%. Al cierre de los mercados europeos, el Dow Jones y el S&P 500 bajaban más de un 1%. El banco de inversión Goldman Sachs ha anunciado la suspensión de sus actividades en Rusia, convirtiéndose así en el primer gran banco de Wall Street en anunciar una medida que ya ha sido adoptada previamente por numerosas empresas multinacionales.

En el mercado de las materias primas, el miedo de los inversores a una ruptura de suministro sigue llevando la volatilidad al extremo. El precio del gas en el mercado holandés retrocede un 14% y se sitúa en los 134 euros por megavatio hora. El petróleo Brent, tras desplomarse el miércoles casi un 12%, vuelve a subir ligeramente, hasta los 117 dólares muy barril, una cifra que queda muy lejos de los máximos registrados la semana pasada. “Las fluctuaciones del precio del petróleo se deben a la incertidumbre de los operadores sobre si otros grandes exportadores aumentarán la producción y cubrirán los huecos dejados por la progresiva retirada del petróleo ruso de los mercados”, asegura Ricardo Evangelista, analista de ActivTrades. De hecho, Emiratos Árabes Unidos ha indicado que promoverá un aumento de la producción petrolera en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para mitigar el impacto de la crisis.

Las acciones asiáticas se han sumado al repunte experimentado en la víspera por los mercados globales, impulsados por la caída del precio del crudo. El Nikkei de Tokio ha cerrado con un avance de casi el 4%, su mayor subida diaria desde junio de 2020. Del mismo modo, el índice de referencia de Hong Kong ha recuperado terreno, tras varios días en rojo, también debido al repunte de contagio de coronavirus. En el mercado de divisas, el euro retrocede un 0,5% frente al dólar y el rublo se aprecia ligeramente, aunque en lo que va de año ha perdido más del 30% de su valor con respecto tanto al euro como a la moneda estadounidense.

Desde el comienzo del conflicto, los costes desorbitados de las materias primas —gas, petróleo y grano, entre otras— han reavivado la preocupación entre los inversores por una inflación más duradera de lo previsto, que obligaría a los bancos centrales a elevar los tipos de interés. La invasión de Ucrania ha disparado el índice de precios de consumo (IPC) estadounidense un 7,9% en febrero, la mayor subida interanual desde cuatro décadas.

Si bien las cifras coinciden con las expectativas de los economistas, los inversores temen que la inflación se acelere aún más en los próximos meses a medida que la guerra de Rusia contra Ucrania incremente los costes del petróleo y otras materias primas. “Es probable que el mercado ya haya descontado el aumento de la inflación y que se centre ahora en Ucrania y en el impacto en los precios de las materias primas, que ya están generando ondas de choque en el mercado”, ha señalado a Bloomberg Mike Loewengart, director gerente de estrategia de inversión en Morgan Stanley. La escalada de precios, impulsada por el encarecimiento de la energía y de la alimentación, mete aún más presión a la Reserva Federal en la regulación de su política monetaria. De hecho, según adelantó su presidente, Jerome Powell, la principal autoridad monetaria de EE UU optará por una subida de 25 puntos la próxima semana.

Por su parte, el BCE parece tomar un camino diferente. El Eurobanco ha anunciado este jueves que mantendrá los tipos intactos y ha advertido de que cualquier subida se producirá cuando acaben los programas de compras y de forma gradual. Sin embargo, ante la espiral inflacionista agravada por la guerra, Fráncfort ha apostado por apurar la retirada de compra de deuda masiva, cuya adquisición podría acabar en el tercer trimestre. Tras el anuncio de Lagarde, han aumentado las rentabilidades de la deuda. La del bono español a 10 años ha escalado hasta el 1,25% y la del bono alemán hasta el 0,27%.

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