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La industria química planta cara a la pandemia

La actividad vinculada con medidas para evitar la propagación de la covid-19 minimiza la caída del sector

Dani Cordero
Producción de gel hidroalcohólico en la fábrica del grupo Beiersdorf Nivea, en Tres Cantos, Madrid.
Producción de gel hidroalcohólico en la fábrica del grupo Beiersdorf Nivea, en Tres Cantos, Madrid.Rodrigo Jiménez (EFE)

“Una vez que el problema sanitario se recupere, volveremos rápidamente a recuperar los niveles de producción de 2019”. A Antoni Zabalza no le duelen prendas para lanzar esa afirmación sobre la compañía que preside, Ercros, pese a que multitud de instituciones estiman que los niveles precovid de actividad económica no se podrán recuperar completamente hasta al menos 2023. No es extraño ese optimismo en un sector como el químico, en el que se encuentra este ejecutivo. Las cosas son diferentes, tal y como señalaba el último índice de producción industrial publicado por el INE, con datos de noviembre. Mientras la industria manufacturera en su conjunto sufría un descalabro del 11%, la química apenas caía un 2,4%. Junto a la farmacéutica, con un aumento de la producción del 2,7%, es la actividad industrial con mejores resultados en el año uno del coronavirus.

Que el gel hidroalcohólico se haya convertido en una de las palabras del diccionario de 2020 ya explica muchas cosas de su resultado en el último año. Pero también ha sido relevante el impulso que en 2020 tuvieron otros productos como los de detergencia, además de aquellos elementos utilizados en la fabricación de embalajes o en la industria de la alimentación.

Muchas empresas cosméticas que han visto cómo sus ventas caídas de pintalabios caían han compensado esa merma apostando por otros productos sanitarios. Toda esa producción que se ha beneficiado de un aumento del consumo por la emergencia sanitaria y el confinamiento ha contribuido a medio compensar las contundentes caídas de otros sectores a los que el sector químico también sirve: el textil y la automoción, por mencionar dos, que son los que más han redujeron su producción el pasado año: un 21,2% y un 20%, respectivamente. “La química está en todas partes y esa diversificación nos coloca en mejor lugar para resistir”, presume el presidente de Feique, la patronal del sector, Carles Navarro, que ocupa el mismo cargo en Basf España.

Feique estima que la caída de actividad de sus asociados de este año será de un 1%, y de un 2,5% sin el benévolo impacto del sector farmacéutico, que también está presente en sus filas. “Ha sido un año durísimo para todos, pero ha servido para demostrar que merece la pena cuidar a la industria para mantener el empleo y asegurar la recuperación”, subraya Navarro. En su opinión, una de las cuestiones básicas para explicar la resiliencia que mostró el sector químico fue que en pleno estado de alarma fuera declarado esencial, lo que permitió el mantenimiento de toda su actividad con toda la normalidad posible. Si bien ha practicado expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) como otros sectores, 2020 no pasará por ser un año de recortes de empleo. Al contrario, cerrará el año con un leve repunte de unos 4.000 trabajadores, hasta los 209.000 empleados en España. Y la reducción de los costes de suministro le permitirá incluso en algunos casos mostrar mejores márgenes unitarios de contribución al beneficio.

Aunque lo cierto, indica el secretario general de la patronal, Juan Antonio Labad, es que el sector acostumbra a ser muy estable a causa de sus magnitudes y de su imbricación en el conjunto de la industria. “Nunca crecemos ni perdemos demasiado”, señala de un conglomerado industrial que aporta en torno a un 6% del PIB español, un porcentaje que en el desdibujado 2020 podría ascender por el desplome de actividades como el turismo o la propia industria en su conjunto.

La cuestión es cómo responderá la actividad durante el actual año. Las previsiones que se habían hecho el pasado verano han quedado ahora desvirtuadas por los rebrotes y las nuevas medidas para restringir el movimiento social. “La actividad volvió a aterrizar en el cuarto trimestre pero la tercera ola de contagios nos lo va a poner difícil este primer trimestre”, reconoce Navarro. “Dependerá de cómo evolucione el automóvil y la construcción y, sobre todo, la evolución de los mercados de exportación, donde va el 55% de nuestra producción”, apunta.

La supervivencia del papel

Otro sector que ha evolucionado a buen ritmo ha sido el del papel, que estima que su producción habrá caído apenas un 3%, según la patronal del sector Aspapel. Para esta industria la pandemia ha dejado otro símbolo: el acopio de papel higiénico que se produjo durante el inicio del estado de alarma. Ese tipo de papel, más el sanitario, ha sufrido al final un incremento del 3,2% de ventas, solo superado por el cartón ondulado (4,8%), ese que se utiliza para empaquetar y que ha sido el rey en las oficinas de Correos y de mensajería gracias al auge del comercio electrónico. "Las fábricas están trabajando 24 horas y siete días a la semana desde el primer día de la pandemia", señala Carlos Reinoso, director general de Aspapel, quien sostiene que los buenos datos de algunos subsectores "enmascaran" otros, como el del papel de impresión, que ha continuado cayendo a un ritmo del 30%.


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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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