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TECNOCREATIVIDAD

Espacio para hombres y mujeres del Renacimiento

En la era de la digitalización surge la necesidad de perfiles transversales y creativos, con conocimientos diversos y habilidad para conectar áreas

Tecnocreativos, neogeneralistas, nómadas digitales... Cada cierto tiempo un nuevo término se propaga como la pólvora en el ámbito del mercado laboral digital. Pero, ¿qué significa exactamente algo como tecnocreatividad? ¿Hablamos de un perfil solo aplicable al campo del marketing? ¿Cómo se puede trasladar a otras áreas?

“Hay dos visiones sobre la tecnocreatividad. Una es la que comenzó en 2010 con un enfoque muy concreto y que fue evolucionando”, explica David Alayón, CFO y cofundador de la compañía de innovación social Innuba y CIO y cofunfador de la consultora Mindset. “En el contexto de agencias creativas digitales y de marketing necesitábamos una serie de perfiles que tuviesen distintas habilidades. Ya no solo era un conocimiento verticalizado, sino que tenías que saber de medios digitales, de diferentes tipos de lenguaje, de redes sociales...”, añade. En ese mismo ámbito, Luke Larraona, creative leader de la agencia Tinkle, resume el término de forma más pragmática: “La tecnocreatividad no es más que utilizar toda la tecnología que tenemos a nuestro alcance para llegar a esas soluciones u objetivos”.

El ámbito del marketing digital pronto se quedó estrecho para la tecnocreatividad, convirtiéndose más en una filosofía de trabajo que un conjunto de competencias específicas. “Se empezaron a necesitar perfiles más enriquecidos, y no solo en tecnología o creatividad”, retoma Alayón. “Personas que aprendan rápido y de manera autónoma, que tengan áreas de expertise pero que sean capaces de aplicarlas de manera transversal”. En otras palabras, entramos en una era en la que la hiperespecialización ya no es lo más importante, o al menos en todos los casos. “Es algo así como buscar hombres y mujeres casi del Renacimiento”, prosigue Alayón. Y, lo que quizá es más importante: saber cómo conectar todos esos conocimientos.

El éxito será de la empresa que permita ensayar con fallos.

Volviendo al mundo del marketing, Larraona destaca la importancia de que existan “perfiles que puedan tener una vista de pájaro sobre los proyectos, capaces de unir departamentos en los que están los especialistas y hablar su idioma. No solo ahorra tiempo, sino que optimiza procesos y crea sinergias capaces de llegar a nuevas soluciones interesantes”. Pero la posición de los tecnocreativos es privilegiada para el desarrollo de todo tipo de ámbitos. “Hay que tener diferentes perfiles con diferentes geometrías”, sostiene Alayón. “El término surge del marketing digital, pero en cuanto lo evolucionas se puede aplicar a diferentes ámbitos: modelos de negocio, estrategia digital, gestión de proyectos... Las áreas de innovación, por ejemplo, tienen que ser transversales por definición”. Solo hay que fomentarlo desde el seno de la empresa, algo que todavía cuesta cambiar.

“La clave es mezclarnos con profesionales diferentes de perfiles variados 'fuera de la caja' y empresas distintas que aporten su experiencia en facetas nuevas. Matemáticos, neurólogos, ingenieros industriales… Muchas agencias ya estamos en ello y los beneficios son notables”, afirma Larraona. Fuera de este ámbito, cuesta más romper las paredes invisibles que separan las distintas áreas de conocimiento.“Hay que elegir personas de diferentes departamentos y conjugarlas, y ahí es donde la gente empieza realmente a crecer como profesional”, dice Alayón. Él también apuesta por incentivar el desarrollo de estos perfiles, más allá de los objetivos a corto plazo. “He visto a grandes compañías con planes de formación que casi siempre son iguales... Alguien me decía: 'Si no tenemos unos indicadores claros del retorno que vamos a obtener, ¿por qué vamos a invertir ahí?'. Y es que el aprendizaje constituye un gran KPI, no todo es parametrizable. Te puedes equivocar, pero qué mejor forma de hacer que tu equipo aprenda que haciendo un proyecto”, concluye. De cambiar esa cultura, de permitir el fallo, puede depender el éxito del futuro. La sabiduría popular ya lo decía. Ahora, más que nunca, necesitamos ser aprendices de todo y maestros de nada.

Soluciones transversales

Dos ejemplos de cómo la tecnocreatividad puede dar como resultado acciones sorprendentes: "IKEA, de la mano de McCann, hizo un estudio con el matemático Eduardo Saénz de Cabezón para calcular cuánto tiempo invierte cada español en buscar cosas en casa", explica Larraona. "Mediante un chatbot podías saber cuánto tiempo dedicabas tú específicamente. Aplicaron esos conocimientos a sus productos, indicando además del precio, el tiempo que ahorraba cada uno", concluye. "Para medir el pulso te puedes comprar un aparato, pero de manera tecnocreativa puedes hacerlo con el teléfono", añade Alayón. "Existe una aplicación que utiliza el flash y la cámara de tu móvil, que están muy cerca el uno del otro: haciendo una foto a tu dedo tienes una imagen y la aplicación mide los niveles de rojo de tu dedo, que indican el bombeo de la sangre".

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