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Málaga reta a Sevilla desde las alturas

La capital de la Costa del Sol aspira al cetro económico de Andalucía con la construcción de rascacielos para atraer talento y empresas

Recreación del futuro parque en los antiguos terrenos de Repsol en Málaga.
Recreación del futuro parque en los antiguos terrenos de Repsol en Málaga.

El futuro de Málaga mira al cielo. La planificación urbanística apuesta por el desarrollo en vertical frente a la tradicional horizontalidad. La ciudad tiene en marcha media docena de planes urbanísticos que incluyen grandes torres de viviendas, oficinas y hoteles que suponen una inversión que ronda los 1.000 millones de euros. “Estamos haciendo nuestros deberes para ser una ciudad atractiva para vivir, trabajar y atraer talento e inversión”, explica el alcalde, Francisco de la Torre (PP), que lleva 20 años como regidor. Las iniciativas ya aprobadas incluyen cinco rascacielos que superan el centenar de metros de altura, que cambiarán para siempre el skyline de la capital de la Costa del Sol. Hoy el edificio más alto es la torre de la catedral, con 90 metros. También hay voces contrarias a este modelo, que critican la falta de zonas verdes y equipamientos en los barrios.

Los proyectos diseñados en Málaga suponen un impulso a la economía local con la creación de miles de puestos de trabajo no solo en su construcción, también cuando estén en uso gracias a su destino terciario. “Y, en cierta forma, la construcción en altura es sostenible y aporta más equilibrio entre la ocupación del territorio y el consumo de recursos”, destaca Francisco Sarabia, decano del Colegio de Arquitectos malagueño, que se muestra a favor de las grandes torres en la Málaga contemporánea. También hay opiniones discordantes. “La vertical puede ser una buena solución, pero el modelo elegido aquí es una apuesta por un urbanismo para hacer caja al servicio del Ayuntamiento, especuladores y fondos de inversión, olvidándose de dotar de equipamiento a los barrios”, subraya Eduardo Zorrilla, portavoz de Adelante Málaga, que cree que así “se expulsa a la población, que no puede encontrar vivienda asequible”.

La empresa privada ha entrado en el juego. Un buen ejemplo es AQ Acentor, que invertirá 180 millones de euros en dos rascacielos de 126 metros de altura junto al río Guadalmedina. Uno estará dedicado al uso residencial, con 250 viviendas. El otro tendrá 14.500 metros cuadrados de uso hotelero y el resto para pisos en alquiler. “Nosotros hacemos un análisis en profundidad de dónde queremos hacer proyectos. Y Málaga es, sin duda, un lugar muy interesante”, relata Miguel López Puche, director de la firma, que prevé que los inmuebles estén listos en 2023. “Las torres aportan modernidad a una ciudad, la sitúa en el mapa internacional, y aquí faltaba dar ese paso”, destaca Puche. AQ Acentor también desarrolla ya otro gran proyecto de 60 millones de euros para 500 viviendas en La Princesa, al oeste de la ciudad, incluyendo una torre de 23 plantas y 74 metros.

Banderas e Isco

El área occidental de la capital es, precisamente, uno de los pilares del nuevo urbanismo en altura. Allí también estarán las Picasso Towers, proyecto de Metrovacesa y Sierra Blanca Estates apadrinado por Antonio Banderas. Tres edificios de 21 plantas y 75 metros de altura en primera línea de playa acogerán 143 viviendas de lujo, con precios que alcanzan los 3,5 millones de euros. Isco Alarcón, jugador del Real Madrid, ya tiene la suya. “Estos edificios formarán parte del escaparate de la Málaga del siglo XXI”, dice Miguel Fajardo, gerente de la promoción cuya inversión alcanza los 225 millones de euros.

En la parcela anexa, el fondo de inversión Ginkgo —que tiene entre su accionariado al Banco Europeo de Inversiones (BEI)— y Espacio Medina levantarán cinco bloques que acogerán oficinas, un hotel y 633 viviendas —273 de ellas protegidas—. Rondarán los 60 metros de altura, y su presupuesto, los 200 millones. El diseño es del arquitecto francés François Leclercq. “Será una construcción bioclimática: el respeto al medio ambiente es una de las bases de la iniciativa”, explica Antonio Truan, director de Ginkgo en España y Portugal, quien destaca que, de los 11.500 metros cuadrados de suelo, 80.000 serán zonas verdes y espacios públicos. “Málaga se está convirtiendo en la primera ciudad de Andalucía. Proyectos así contribuyen a la consecución de hitos económicos, empresariales y de empleo”, afirma Truan.

También en la zona oeste se espera a otro hito urbanístico. Planteado hace dos décadas sobre los antiguos bidones de petróleo de Repsol, han tenido muchas idas y venidas hasta la configuración actual. Desarrollado por el Ayuntamiento de Málaga y la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), prevé la ejecución de ocho edificios. Los cuatro más pequeños, de ocho plantas, tendrán un total de 400 viviendas de protección oficial. Los otros cuatro superarán los 100 metros —el más alto tendrá 35 plantas y 126 metros de altura, y sus derechos urbanísticos son de la Sareb— y estarán dedicados a oficinas, aunque fuentes del llamado banco malo subrayan que su interés es hacer viviendas. “El cómo y el cuándo aún no está cerrado”, aseguran.

Construyendo sobre viejos suelos industriales el Consistorio busca acabar con la actual carencia de espacio para negocios. “Hace falta crear nuevas centralidades administrativas y económicas, lo que, de paso, mejorará la movilidad”, afirma el alcalde malagueño, que presentó en enero un gran parque para completar el proyecto de Repsol. A juicio de la plataforma Bosque Urbano, dicha zona verde se queda pequeña. “Debería ocupar todo el terreno, sin edificios, dando respuesta a las grandes necesidades ambientales y de salud de la ciudad”, según fuentes de la organización, que destacan también que este suelo y sus acuíferos están contaminados de hidrocarburos.

También mira al futuro el hotel ideado en el Dique de Levante portuario. Promete ser icónico gracias a sus 135 metros de altura. Tendrá 35 plantas destinadas a un hotel de cinco estrellas gran lujo, con 325 habitaciones y un coste de 115 millones. La familia real de Qatar está detrás de una iniciativa a la que aún quedan muchos trámites administrativos por superar y que el alcalde malagueño ha defendido en numerosas ocasiones, aunque no existe un consenso social y hay movimientos ciudadanos en contra.

El municipio también dibuja una ciudad financiera en suelo portuario. Su diseño incluye una quincena de torres de entre 6 y 18 plantas. “Queríamos abrir la reflexión sobre esa zona”, cuenta De la Torre, pero el presidente de la Autoridad Portuaria ha respondido rápido, abriéndose a estudiar una parte del plan, pero no todo. Mientras, en el horizonte, el Ayuntamiento propone otros dos rascacielos más de 29 y 21 plantas destinados a oficinas y un hotel sobre la actual estación de autobuses. Málaga busca volar alto.

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