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Las empresas se ajustan por la vía del empleo

Los trabajadores afectados por despidos colectivos aumentan un 52% en 2019, pero los expertos no prevén un recrudecimiento este año

Carmen Sánchez-Silva
Prysmian planea cerrar dos plantas en Cataluña este año. En la imagen, la fábrica de Manlleu.
Prysmian planea cerrar dos plantas en Cataluña este año. En la imagen, la fábrica de Manlleu. Gianluca Battista

Las regulaciones de empleo pisaron el acelerador con fuerza durante 2019. Cerca de 2.000 empresas pusieron en marcha procedimientos que afectan a 77.359 personas en los 11 primeros meses del año, según las últimas estadísticas disponibles. Trabajadores incluidos sobre todo en suspensiones temporales de contratos (ERTE), que crecieron el 61,5% respecto a igual periodo del año anterior. Pero también los despidos colectivos repuntaron bruscamente, en concreto un 52%, pasando de 18.114 a 27.525 empleados. Como se preveía a principios del año pasado, a la vista de los grandes expedientes de regulación de empleo (ERE) anunciados por CaixaBank, Santander y Vodafone, a los que luego se fueron sumando los de Dia, Thomas Cook o Nissan, la sangría en el empleo ha sido importante. De hecho, ha superado las cifras de 2015.

Gonzalo Pino, secretario de Política Sindical de UGT, acusa a los empresarios de estar aplicando las mismas fórmulas que utilizaron durante la crisis económica ahora que el crecimiento del PIB supera al del resto de países europeos de nuestro entorno. Sin embargo, no se muestra tan pesimista como en el pasado sobre la evolución que puedan tomar los despidos colectivos a lo largo de 2020. Confía en que el nuevo Gobierno progresista pueda revertir el poder que la reforma laboral de 2012 concedió a las empresas y que lo que parecía que iba a ser una recesión se dé la vuelta por completo.

Y ello a pesar de que un nutrido ramillete de empresas como Ryanair, Acerinox, Prysmian, Solventia, Luxiona, Bayer, Expal, Maxam, Schindler, Batz Araluce, Class Plastics, Huayi Compressor, Isidro 1952 o Nemoin han activado expedientes de regulación de empleo en los últimos cuatro o cinco meses. En otras compañías, como Continental Automotive, Sada o SEG Automotive, los ERE se han paralizado y se está estudiando la venta de las plantas para evitar su cierre o arbitrando despidos temporales en lugar de extinciones, aprecia Joaquín Ferreira, del sindicato CC OO.

Aunque, en general, se trata de procedimientos más pequeños, protagonizados por empresas de menor tamaño que a principios del año pasado, explica Rubén Agote, socio de Cuatrecasas.

La industria es la principal culpable de la sangría y Cataluña su epicentro. El sector de automoción, no solo los fabricantes de coches sino las empresas proveedoras, los concesionarios y los talleres, son los que más están sufriendo. La adaptación de las marcas a las nuevas tecnologías eléctricas y las modernas formas de movilidad, además de la caída de las ventas, explica que algo empiece a oler a chamusquina en esta industria. Sobre todo en Nissan, Iveco, Ford y sus proveedoras de componentes. “El empleo ha caído en el sector más del 12% en 2019, es cierto que con medidas no traumáticas, con regulaciones temporales y sin renovar al 60% de los eventuales, pero con la parálisis actual de la actividad el salto a los despidos está a la vuelta de la esquina. Los ERTE podrían volverse ERE este año”, aprecia Jordi Carmona, de UGT.

Extinciones en banca

El financiero tampoco se salva de los ajustes. “Es un sector que vive en permanente reestructuración porque tiene problemas de modelo de negocio, de competitividad. Hacer rentable a la banca parece un milagro de la naturaleza en un momento en que los tipos de interés negativos se han vuelto estructurales”, sostiene Martín Godino, socio director de Sagardoy Abogados, que trabaja actualmente en dos ERE bancarios que afectarán a entre 300 y 500 personas cada uno.

Ni Godino ni su colega de Cuatrecasas aprecian que las empresas estén activando sus ERE para anticiparse a los cambios que el Gobierno PSOE-Podemos piensa introducir en la reforma laboral de 2012. Hay una ralentización en algunos sectores y la situación política catalana no ayuda, aseguran. Pero en Baker McKenzie sí se detectan llamadas para ver si interesa adelantar los despidos colectivos antes de que la situación se complique. “La foto macroeconómica es delicada, hay incertidumbre por el cambio de Gobierno y quizás el hecho de que la economía española vaya mejor de lo que se preveía haya frenado el impacto de los ERE en los últimos meses”, explica el responsable del área laboral del bufete, David Díaz. En Baker McKenzie, dice, se están viendo ajustes menos clásicos, “las multinacionales intentan reducir costes a toda costa y eso acaba tocando al empleo. Pero el impacto reputacional de los ERE hace que los intenten evitar y opten por el goteo de despidos”. Son ceses individuales y bajas pactadas.

Es lo que está haciendo Telefónica, por ejemplo. La operadora había anunciado la culminación de su plan de bajas incentivadas (PSI) para mayores de 53 años el pasado octubre, con más de 2.600 salidas, pero acaba de lanzar otro programa exprés en su área corporativa para unas 70 personas para el que se ha dado poco tiempo, una semana, asegura Diego Gallar, secretario del Sindicato de Comunicaciones de UGT. Un afectado que pide anonimato se queja de que sus condiciones son mucho peores que las de los compañeros que abandonaron la empresa hace tres meses. Las indemnizaciones equivalen al 50% del sueldo frente al 68% del anterior plan, y ello tiene que ver con la necesidad de reducir costes y evitar duplicidades en la compañía que luego no se buscan y, por tanto, tampoco se subsanan, asegura.

CaixaBank, tras cerrar su ERE con más de 2.000 bajas incentivadas y casi 3.000 voluntarios para abandonar el banco, ha abierto otro programa para más de 300 personas. También BBVA ha anunciado un ajuste de 600 trabajadores con salidas pactadas. Recientemente otras empresas como Red Eléctrica o Naturgy han anticipado que tendrán que recurrir a ajustes de personal si las condiciones de mercado cambian.

“En 2020 posiblemente vivamos ajustes en la mano de obra, pero no un incremento alarmante de los ERE”, vaticina el socio de Cuatrecasas. Tampoco David Díaz cree que vaya a haber una avalancha de despidos colectivos, es más, las empresas se mantendrán al menos este trimestre y puede que el que viene en compás de espera hasta ver los cambios que prepara el Gobierno en cuanto a los despidos por absentismo, los convenios de empresa, las contratas y subcontratas, la causalidad de los expedientes de regulación de empleo, la ultraactividad y la subida de las cotizaciones sociales, que son los asuntos que tiene sobre la mesa, explica. Gonzalo Pino es optimista, pero pide un pacto por la industria, que es la que mayor valor añadido aporta, tiene mejores salarios y empleos de mejor calidad.

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Sobre la firma

Carmen Sánchez-Silva
Es redactora del suplemento Negocios. Está especializada en Economía (empleo, gestión, educación, turismo, igualdad de género). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Previamente trabajó en La Gaceta de los Negocios, Cinco Días, Ranking, Mercado e Ideas y Negocios. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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