Operación Sabadell: Poco tiempo y mucha tarea por delante para el nuevo ejecutivo
César González-Bueno, exjefe de ING, llega a reflotar el Sabadell, tocado por problemas de fondo y en plena crisis económica. Será su última misión y la más compleja
El mercado no ha recibido muy bien a César González-Bueno, Madrid, 60 años, como nuevo hombre fuerte del Sabadell. Desde que se supo que relevaba a Jaime Guardiola, Barcelona, 63 años, la cotización del banco ha sufrido una ligera caída. Parece que los inversores no van a regalar confianza al nuevo gestor que tiene tres grandes tareas: mejorar la rentabilidad, la eficiencia y los procesos de digitalización. La clave es cómo hacerlo en plena crisis económica y cuánto tiempo le dará el mercado.
Los directivos consultados creen que el exjefe de ING España y Portugal es un todoterreno de la banca, con 24 años en el sector, pero que no será fácil enderezar un banco herido y con escasos recursos. Entre las ventajas está que llega nuevo a la organización, sin herencias del pasado, y será libre para acabar con lo que no vaya bien.
Otro factor positivo es el carácter ejecutivo del madrileño: “Tiene las ideas muy claras, es meticuloso, exigente, inteligente, mete presión a los equipos y trabaja con intensidad. No le gustan los pelotas y reclama que los directivos defiendan sus ideas”, dicen los que han trabajado con él. Esta actitud, recuerdan, también tiene su parte mala. “Es una persona razonable, pero si no dejan implantar su proyecto, González-Bueno se irá, igual que ha venido, como ya hizo en ING. Además, tiene muy claros sus intereses tanto personales como profesionales”.
A su favor está que aterrizará en el cuarto banco español cuando su presidente deje los poderes ejecutivos, lo que le otorgará más capacidad de maniobra. No obstante, algunos ejecutivos consultados ponen en duda la salida total de Oliu, lo que podría ser un elemento de confrontación. Estas fuentes consideran que Oliu tiene una relación muy especial con el Sabadell, casi de empresa familiar y no será fácil que ahora que llega un directivo de fuera (y el primero que no es catalán) él no ejerza ningún control.
Fans y críticos en el sector
Oliu (Sabadell, 71 años) lo ha presidido en los últimos 21, aunque lleva 30 años como consejero. Recibió la entidad de manos de su padre. Incluso tiene a uno de sus hijos, Jaume, responsable de la venta de los activos dañados, al que algunos consideraron el hereu por gestos de su padre. Ahora todos esos planes, si existieron, se han roto.
De todas formas, González-Bueno lleva desde marzo como consejero de la filial británica TSB, con lo que habrá tenido tiempo para debatir el reparto de poder. Esto es lo que apuntan en el sector, donde el directivo tiene fans, pero también críticos que le recuerdan sus campañas contra la banca tradicional cuando lanzó ING sin comisiones, “y ahora ficha por uno de los más clásicos”.
Por último, en el mercado también destacan que tiene una gran visión de lo que quiere el cliente, lo que va a funcionar y cómo implantarlo, un factor importante en una banca en transformación.
Entre los inconvenientes están que el banco que asumirá entre febrero y marzo (con el permiso del BCE), ya va perdiendo el partido. Su rentabilidad ha caído del 7% al 1,5% en el último año y es el valor que más cae del Ibex 35. Su filial TSB (en donde metieron gran parte de los 5.250 millones que recibieron del rescate de la CAM) solo ha servido para distraer a los gestores y dar problemas, aunque nadie se ha hecho responsable del fiasco. La gestión del Sabadell está cuestionada por el BCE y por los inversores y acaba de romper su proceso de venta al BBVA.
El supervisor ha exigido un nuevo equipo con un nuevo plan convincente para volar en solitario o para fusionarlo y está en tiempo de descuento. Directivos consultados recuerdan el paralelismo con la llegada de Emilio Saracho al Popular y apuntan por un nuevo ERE en 2021, tras cerrar el de 1.800 personas este año, aunque eso exige mucho dinero.
Sobran la mitad de las oficinas
No conviene olvidar lo que declaró a EL PAÍS tras salir de ING: “La banca es una industria en declive por el cambio de modelo y la caída de los tipos. Debe reducir su tamaño en el número de oficinas a la mitad en 10 años, y su rentabilidad seguirá disminuyendo”.
También apuntan que una gran parte de la franquicia del Sabadell, el negocio de pymes, provocará disgustos en los próximos meses, y es un campo que no domina González-Bueno. De hecho, en ING él lo vendió a Bankia porque en el banco no fueron capaces de rentabilizarlo.
El Sabadell es su última bala antes de retirarse e intentará brillar. Si se retoman las negociaciones con el BBVA, al menos González-Bueno tiene buena relación con su presidente, Carlos Torres. Y será pragmático: si cree que lo mejor es vender el banco, lo hará sin dudarlo; y si no puede aplicar su modelo, se irá por donde ha venido.
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