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Operación Chamartín: el sueño de la constructora San José se hace de rogar

El grupo gallego tendrá que esperar hasta el último minuto para que el Ayuntamiento apruebe el plan Madrid Nuevo Norte

María Fernández
Maqueta del proyecto Madrid Nuevo Norte.
Maqueta del proyecto Madrid Nuevo Norte. Mariscal (Efe)

Los protagonistas del desarrollo urbanístico Madrid Nuevo Norte, conocido como la Operación Chamartín, esperaban que el Ayuntamiento le diese luz verde definitiva antes de las elecciones del 26 de mayo. Pero a falta de un informe de la comunidad autónoma que no llegará hasta el lunes, los plazos son difíciles de estirar y el Ayuntamiento habla de la imposibilidad de convocar el pleno para autorizar la operación la semana próxima. El presidente en funciones de la Comunidad, Pedro Rollán, aseguró que este lunes el consistorio tendrá el "visto bueno" al proyecto, y la alcaldesa Manuela Carmena admitió que tiene la impresión de que con los plazos en la mano, "va a ser imposible, porque hay que convocar un pleno extraordinario. Pero ojalá pudiera ser posible".

A la espera de una solución en el último minuto, hasta el pasado viernes se desinflaba la positiva escalada en Bolsa del que será uno de los principales beneficiarios, la constructora gallega San José, cuyos títulos se revalorizaban un 94% hasta el 30 de abril respecto al año anterior, cuando se supo que, por fin, las Administraciones abrían el camino para desbloquear la recalificación urbanística y levantar viviendas, oficinas y hoteles en 2,66 millones de metros cuadrados de la capital. La operación alumbrada en 1994 para enterrar las vías del tren es una larga promesa para la empresa del discreto multimillonario gallego Jacinto Rey, que en 1975 fundó la que hoy es una de las 150 mayores constructoras del mundo, con una facturación de 758 millones y cotizada desde 2009. “La esperanza es lo último que se pierde”, insistía el pasado jueves José Luis González, su gerente.  Recordaba que cuando Rey firmó el acuerdo con Adif para desarrollar la zona, en 1994 (y cuyos planes de desarrollo los promotores se cuidaron mucho de mantener en secreto), era simplemente una zona “al norte de Madrid” en medio de la nada, y que 25 años después ha multiplicado su valor.

“El proyecto tiene toda la lógica, puede generar mucho empleo y es positivo en todos los aspectos. Para nosotros, por nuestra participación en el consorcio [tienen un 24% de la promotora participada mayoritariamente por el BBVA] y por el hecho de que seamos una constructora, lo que no quiere decir que vayamos a encargarnos necesariamente de todo el desarrollo”. No concretan qué supondrá en sus cuentas la promoción de 10.476 viviendas, pero el plan estima que Nuevo Norte generará un impacto de 18.000 millones de euros en la ciudad. Si sale adelante. Porque con otro gobierno municipal, cambiar una coma del proyecto supondría una nueva vuelta a la casilla de salida.

Aunque San José tiene bastante más vida al margen de este proyecto. La historia de su fundador es de las que empiezan a escasear en el mundo de la empresa: un perito amante de la navegación a vela por la costa gallega, antiguo profesor de matemáticas, hábil negociador, que se supo rodear de fieles consejeros y, sin apenas exposición pública (una de las escasas imágenes de él se publicó hace 10 años), ha conseguido salir airoso de momentos muy difíciles. Rey controla directa o indirectamente el 48% de los títulos y tres hijas de uno de sus antiguos socios siguen en el capital (tienen el 16,7%). La suya fue una de las primeras constructoras españolas en salir a Portugal, en los años noventa; ha invertido en el sector financiero, en medios de comunicación en Galicia, y hasta tiene una distribuidora de ropa deportiva que factura más de cinco millones.

La tragedia del hotel Ritz

Doce subcontratas trabajaban en las obras del Ritz en Madrid el funesto 19 de septiembre pasado, cuando un derrumbamiento mató a un trabajador e hirió a otros 11. San José, la constructora encargada del proyecto para restaurar el hotel de lujo, dice ahora que "lo que pasó es que no hay un culpable claro ni una causa concreta. En nuestro caso no tenemos constancia ni ningún indicio de responsabilidad", dice el gerente. A la espera de que la investigación aclare lo sucedido, la empresa dice que no ha provisionado en sus cuentas un posible impacto negativo por indemnizaciones y que serán los seguros los que intervengan.

Hace un cuarto de siglo quiso crecer comprando por 2.500 millones de pesetas (15 millones de euros) la constructora Huarte, un fiasco monumental (poco después afloraban deudas ocultas de 8.225 millones de pesetas, casi 50 millones de euros) del que Rey llegó a decir que fue “una estafa”, cuando descubrió que los datos contables que habían dado pie a la operación eran falsos. Lo intentó luego con Duro Felguera y con Corsán-Corviam (que acabó en manos de Isolux), hasta que en 2007 absorbió a Parquesol en pleno esplendor de la burbuja, lo que dio lugar a un grupo de 1.500 millones en ventas. Pero la Gran Recesión mandó muchas fichas a la casilla de salida. Ahora su tamaño ronda la mitad, después de una dura refinanciación de deudas que dejó en manos de la banca la posibilidad de capitalizar el 35% de los títulos. Mientras, sigue sin dar dividendos. Según las cuentas del año pasado, San José lleva dos años con un fondo de maniobra negativo y un patrimonio también negativo de 39 millones, solo reequilibrado por un préstamo participativo de los acreedores. Pero, al contrario que muchos otros grupos constructores, ha logrado reponerse de lo peor y encarrilar su futuro.

Este primer trimestre de 2019 sus ingresos subieron un 36% y mejoraron sus ratios de explotación y beneficios. “Nos preocupamos de los fundamentales, luego la Bolsa ya vendrá”, defiende su gerente. “Llevamos cuatro años de evolución positiva, de una forma u otra se refleja en el valor de las acciones. En este momento estamos con un crecimiento significativo y trabajando en el desendeudamiento, la posición de caja sigue mejorando”, asegura González.

Pese a la diversificación, de alguna manera han vuelto a los orígenes. La construcción supone el 90% de las ventas, y el resto se las reparten el sector energético y las concesiones. Son fuertes en obra civil: levantaron el Louvre de Abu Dabi a las órdenes del arquitecto Jean Nouvel, la ampliación del Museo del Prado o la residencia del Real Madrid en Valdebebas. También tienen en cartera los hoteles de Cristiano Ronaldo en Portugal y Madrid, y han construido la sede del Celta de Vigo, aunque se quedaron a las puertas de encargarse de la reforma del Bernabéu. La pista de aterrizaje del aeropuerto de Barajas lleva su sello, igual que el pabellón de España en la Expo de Zaragoza, por dar algunos ejemplos.

Peso en el exterior

“No es que estemos disminuyendo volumen en otros sectores, sí procuramos practicar la diversificación”, aseguran en San José. España supone la mitad de su negocio. No temen una burbuja en territorio nacional. “No la vemos, estamos creciendo y se ve movimiento. Con la burbuja se hacía cualquier cosa en cualquier sitio, lo que ocurre ahora no tiene nada que ver”. En cambio, ven cierta recuperación de la licitación pública y una buena proyección de los planes de energía. Además, llevan tiempo en Latino­américa, especialmente en Chile, aunque también tienen importantes contratos en Oriente Próximo. Como poco, eso hará que este año la caja de San José avance un 15%. La cartera contratada ahora mismo es de 2.000 millones de euros. Lo suficiente para no depender de que se materialice el proyecto madrileño.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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