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Ikea usó ingeniería fiscal para ahorrarse 1.000 millones en seis años

Bruselas investiga 300 trajes fiscales a medida de multinacionales en toda Europa

Una tienda de la multinacional Ikea
Una tienda de la multinacional IkeaMark Lennihan (AP)

Montar un armario de Ikea tiene su arte. Diseñar un entramado de fundaciones y filiales en los países europeos más permisivos para ahorrarse 1.000 millones de euros en seis años en impuestos también tiene su aquel. El grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo presenta este viernes un informe demoledor contra la multinacional sueca, que se sirve de un complejo entramado de ingeniería fiscal para hacer lo que de un tiempo a esta parte es casi un deporte por parte de las grandes multinacionales estadounidenses y europeas: escapar del fisco.

El informe de 28 páginas denuncia que las filiales pagan al grupo con el único objetivo de reducir la factura en impuestos. Desde 1991 a 2014, Ikea usó una filial holandesa y otra luxemburguesa —dos de los pseudoparaísos fiscales de la UE— para evitar pagar a Hacienda vía Liechtenstein. Así se ha ahorrado 1.000 millones al menos entre 2009 y 2014. El escándalo Luxleaks reveló en noviembre de 2014 que hasta 350 multinacionales usan trajes fiscales a medida para pagar tipos fiscales efectivos que en ocasiones son inferiores al 1% y Bruselas ha puesto en marcha desde entonces una cruzada para evitar esa sangría, en un momento en el que los presupuestos de varios países de la eurozona están bajo presión y han obligado a acometer duros recortes. Al margen de la nueva legislación, la Comisión Europea está investigando a un total de 300 multinacionales por los trajes fiscales a medida en una veintena de países, incluida España, según explican a este diario fuentes comunitarias.

La fórmula ideada por Ikea incluye dos fundaciones secretas, filiales en cuatro pseudoparaísos fiscales (Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Liechtenstein) y un sistema que pivota sobre una subsidiaria en Holanda, precisamente el país que ostenta actualmente la presidencia rotatoria de la UE y que ha hecho de la lucha contra la elusión fiscal uno de los ejes de su mandato.

A través de los royalties a la filial holandesa, el pago de su factura fiscal se reduce desde un 35% en Bélgica al 64% en Francia: en España se ahorró 7,7 millones de euros en 2014 —con unas ventas ligeramente superiores a los 1.000 millones de euros— y en Alemania, donde más, 36,6 millones. Esa filial holandesa ha pagado a su vez grandes cantidades a una subsidiaria luxemburguesa por el uso de la marca Ikea. Así evita pagar impuestos en Holanda, y en Luxemburgo abona un pírrico 0,06% de sus beneficios. Finalmente, esas filiales pagan dividendos a una fundación secreta en Liechtenstein, por los que no paga un solo euro al fisco. Así, de 1991 a 2014 la compañía de muebles sueca eludió pagar el 84% de los 14.300 millones de ingresos por royalties, explica el documento.

Ernest Urtasun, eurodiputado de los Verdes, apunta que el de Ikea “es el caso paradigmático del uso por parte de las multinacionales de los agujeros fiscales que aún hoy se pueden encontrar en la Unión Europea, pese a la tensión evidente en las cuentas públicas de muchos países”. Bruselas puso en marcha en enero medidas para reducir al máximo el uso de esos entramados legales para eludir el pago de impuestos. “Pero el paquete legislativo presentado por la Comisión Europea”, denuncia Urtasun, “no es útil para casos como el de Ikea”.

Las Haciendas europeas, en fin, siguen siendo una suerte de queso gruyere para multinacionales como la sueca, con 175.000 empleados, 375 tiendas en más de 40 países y unas ventas anuales por valor de 33.800 millones. Ikea tiene varios expendientes abiertos por parte de la Hacienda española aunque los Verdes concluyen que España no es el caso más sangrante dentro del entramado de filiales del grupo.

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