Villanueva de la Cañada, pueblo de crímenes
El escritor Paul Pen transforma el municipio en Arenas de la Despernada en 'El aviso', su primera novela negra
El sol parcialmente cubierto por las nubes cae en una tranquila tarde de verano. Un grupo de jóvenes se concentra en la puerta de un bar con la fachada de madera. Llevan en sus manos unas cervezas y hablan bajo, en una conversación intrascendente. A su lado corretean un par de chiquillos que van por delante de sus madres. Lejos quedan las terrazas llenas de estudiantes. Es Villanueva de la Cañada, un tranquilo municipio en el que en el último siglo han ocurrido una serie de crímenes. Y siempre en el mismo local, una tienda situada en el número 34 de la calle del Cristo. Ahora se trata de un Open que abre las 24 horas del día, pero antes fue una relojería y una joyería. Y siempre con una cadencia fija de años. Y siempre con el mismo número de personas que están dentro del establecimiento.
"Busqué un pueblo ideal de serie de televisión americana", afirma el autor
El novelista salía muchas noches a pasear por el centro del pueblo
Pero todos estos asesinatos ocurren en la ficción, a través de las páginas de El aviso (RBA), la primera novela escrita por el guionista y colaborador de prensa Paul Pen (1979), un vecino de Villanueva que ha elegido este municipio para situar la acción de este thriller. Este pueblo de 19.000 habitantes, que llega a sumar otros 18.000 con los estudiantes de las dos universidades privadas que tiene (Alfonso X El Sabio y Camilo José Cela), se convierte en la definición de Arenas de la Despernada, en clara referencia al antiguo nombre del municipio.
"Inicialmente busqué una localización que fuera genérica y que pudiera responder un poco a un pueblo ideal de serie de televisión estadounidense, pero a la hora de la verdad vi que podía quedar un poco hueco. Por eso me decanté por Villanueva, que en el fondo es muy parecida a esta concepción", explica Paul Pen en una conversación telefónica. Este mes se encuentra en Honduras como guionista del programa Supervivientes. El pueblo de Villanueva, con 34 kilómetros cuadrados de superficie, se halla a 30 kilómetros de la capital.
El protagonista de la historia es Leo, un niño de ocho años que desde el primer capítulo sufre las bromas y el acoso de sus compañeros. Estudia en un colegio situado precisamente en la calle del Cristo. El centro existe en la realidad. Se trata del Lycée Français Molière. Un elemento que toma un gran protagonismo en la acción es el paso de peatones que hay justo delante del colegio. Es el que no se atreve a cruzar mientras sus compañeros le golpean en el cuello.
Justo nada más bajar la calle, a unos 200 metros se encuentra el verdadero eje espacial a través del cual se encadenan los crímenes. Se trata de una tienda de conveniencia abierta por el señor Palmer, un norteamericano de Kansas que llegó a Arenas de la Despernada en los años sesenta junto con su esposa. En la novela, la tienda tiene la estética típica americana con un cartel de neón con la palabra Open. En la realidad la cosa cambia. Múltiples carteles anuncian que el comercio está abierto todo el día, pero le falta la estética de EE UU y el famoso cartel. Dentro está Jorge García, que lleva en la tienda cinco años. "No sabíamos nada de que justo en este local se desarrollaba la acción de una novela y encima de género negro. Llama bastante, la verdad", confiesa García. En el local trabajan seis personas y solo cierra en agosto, cuando se toman vacaciones los empleados. El resto del tiempo suele estar llena de universitarios, salvo en verano, cuando la clientela flojea algo más. "Le diré lo de la novela a mi compañera Laura, que es muy aficionada a la lectura", añade el dependiente. En sus estanterías, destacan las cervezas y las golosinas, que tanto protagonismo alcanzan en la novela.
"He recorrido la calle del Cristo un montón de veces. Antes de la novela ya paseaba mucho por ella, llevo viviendo en Villanueva desde que tenía 16 años, pero luego he ido más veces para ambientarme en ella", reconoce el autor. De hecho, los padres de Pen estaban sorprendidos de que a las 12 de la noche saliera muchas veces a pasear por el centro del municipio.
La acción transcurre a buen ritmo y se acelera conforme pasan las hojas. Para ello es fundamental la labor de Aaron, que poco a poco desentraña los crímenes de la tienda. El lector avezado se da cuenta de que se trata de Villanueva de la Cañada a las pocas páginas por un hecho que llama la atención. Arenas de la Despernada tiene un parque acuático que se llama Aquatopia. Ese detalle le lleva directamente a Aquópolis, el auténtico parque acuático de Villanueva. Pen también bautiza una de las atracciones como Gyga Splash, que tiene su equivalente en el Kamikaze.
Si el lector cogiera un ejemplar y siguiera al detalle la descripción del autor en El aviso, se daría cuenta de que muy cerca del Open está una gasolinera. En la ficción se ubicaría en la confluencia de la calle del Cristo y la avenida de la Dehesa, donde realmente se halla un restaurante con una gran terraza de verano. En la realidad la estación de servicio se encuentra alejada, en la carretera de Brunete a El Escorial.
Los empleados de la gasolinera, como era de esperar, eran ajenos a lo que ocurría en la ficción. A Elisa Ojea, que lleva cuatro años en la estación de servicio, le resultaba sorprendente que alguien hubiera elegido Villanueva como un lugar donde ocurren varios crímenes. "Si aquí no ha habido nada grave en los últimos años... Nadie nos ha dicho nada", contaba la trabajadora, que tiene previsto pedir un ejemplar en una tienda de Valdemorillo.
Un hecho que también llama la atención es que en ninguna librería ni establecimiento de la localidad vendan la novela. O aún no la conocen, o parece que funciona aquello de que nadie es profeta en su tierra.
La que sí estaba en lo cierto era la empleada de la gasolinera. El último crimen registrado en Villanueva de la Cañada ocurrió el 23 de septiembre de 2008, pero antes se remontó hasta 1999. En ambos casos se trataba de mujeres asesinadas por sus maridos, nada que ver con los homicidios que suceden en la novela.
El aviso también cuenta con un enorme lago junto al que se alza un ejemplar de sauce llorón de gran porte. Este sitio idílico se reduce en la realidad. El visitante de Villanueva puede ver parte de ese paraje en el parque de la Baltasara. "Realmente no es ni de cerca tan grande como el que aparece en la novela. Aunque sí tiene un sauce llorón, en realidad es más bien un estanque decorativo dentro del parque. Yo decidí agrandarlo, convertirlo en algo más señorial", dice el autor.
Las licencias de Paul Pen convierten a la Universidad Alfonso X El Sabio en la del Noroeste. "Puede ser fácilmente el lugar más importante de la localidad porque ha convertido Villanueva en lo que es hoy y define constantemente su población, mayoritariamente estudiante", comenta el autor. Algo parecido ocurre con el hospital universitario, donde uno de los personajes permanece en coma. El centro médico se encuentra en Brunete, el municipio próximo a Villanueva.
Las calles y las casas también contribuyen a generar el ambiente de la novela. Una novela negra en un pueblo pequeño donde el sol se pone en un ambiente tranquilo. Nada que ver con los avisos que recibe Leo en las 328 páginas que protagoniza.
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