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"Decidimos que no era necesario ocultarse"

Un 'ertzaina' recuerda la reacción popular al asesinato de Miguel Ángel Blanco

"Éramos seis ertzainas rodeados por 40.000, 50.000 personas. Les dijimos que contra ellos no íbamos a actuar. Eran de los buenos". Tras las palabras pronunciadas con templanza se esconde un agente con 18 años de carrera en la Ertzaintza, que prefiere preservar su identidad y que se fogueó en el San Sebastián de los noventa. Fue uno de los policías que decidió descubrir su rostro ante los manifestantes que clamaban contra ETA por las calles de la ciudad después de que la banda asesinara el 12 de julio de 1997 a Miguel Ángel Blanco.

Los agentes se vieron obligados a defender la sede de Herri Batasuna. La misma imagen se reprodujo en Ermua (Bizkaia), de donde era concejal Blanco. Se calcula que cerca de cuatro millones de personas salieron a la calle en toda España entre el fin de semana que ETA retuvo al joven edil del PP y los días posteriores a su muerte.

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"Llevábamos puesto el verdugillo, el casco, también habíamos sacado alguna escopeta y uno de mis compañeros planteó la posibilidad de que nos descubriésemos el rostro", rememora el policía. "No creo que ante esta gente tengamos que actuar así, dijo, no es necesario ocultarse".

El agente fue el último de los miembros de la patrulla en despojarse de los elementos de protección que cubrían su cabeza. La prudencia le dictaba que por seguridad no debía hacerlo pero acabó imitando a sus compañeros y los manifestantes se abalanzaron sobre ellos. "¿Recuerdas las imágenes? Soy el ertzaina al que abraza todo el mundo", rememora el policía.

"De mi vida profesional es el recuerdo que con mayor cariño guardo. Sobre todo, por la actitud de la gente, por el mensaje que lanzaron de que todo esto se tenía que acabar", añade. Tras 14 años de silencio ha decidio hablar. El destino ha querido que haya tenido que lidiar contra el terrorismo con el uniforme puesto y en la intimidad de su hogar, después de que años más tarde ETA asesinara a un familiar. "Se tendría que haber aislado a ETA políticamente mucho antes, habrían acabado como los GRAPO", concluye.

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Una mujer abraza a uno de los <i>ertzaina</i>s que se quitaron la capucha en la sede de HB tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco.
Una mujer abraza a uno de los ertzainas que se quitaron la capucha en la sede de HB tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco.JAVIER HERNÁNDEZ

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