Agradecimiento a una maestra
La muerte de Josefina Aldecoa me ha conmovido profundamente cuando me he enterado esta mañana. Tengo 22 años y estuve en su colegio desde los dos hasta los 14 años. En esa etapa descubrí los libros, el teatro, el arte y la historia. Pero, sobre todo, me desarrollé como la persona que soy hoy. Josefina siempre fue una guía en mi infancia y adolescencia, una maestra que me inspiró profundamente y con la que siempre estaré en deuda. Me siento tremendamente afortunada porque ella me acompañase en el periodo más vulnerable de mi vida para abrirme los ojos al pluralismo ideológico, la tolerancia, el respeto hacia los demás y todos los valores que rigen hoy mi vida. Su pasión por la enseñanza se hacía palpable día a día, y se contagió a todos los que la conocimos. No encuentro palabras para expresar mi gratitud hacia ella y el poso que dejó en mí. Desde aquí, me gustaría hacer llegar mi más sentido pésame a su hija Susana y al resto de su familia: su legado queda en todos sus alumnos, como ella siempre quiso.