Un juzgado deja en manos del banco aplazar un desahucio
Llevan tres meses pendientes de un desahucio desde una caravana aparcada frente a su antiguo domicilio en La Bisbal del Penedès (Baix Penedès). Luis Martí, de 52 años, hipotecado en el paro, y su hijo, de nueve, prácticamente viven en el remolque, aunque acceden a la que fue su vivienda para calentar la comida en un microondas. Hasta ayer, fecha en que debían ser desalojados del inmueble por no pagar la hipoteca. El desahucio quedó aplazado porque el juzgado de El Vendrell, que lleva la causa, acordó a última hora negociar una prórroga con la entidad bancaria. Si la compañía no acepta demorar el desahucio, el hipotecado deberá entregar las llaves del piso al juez o será detenido por los Mossos d'Esquadra.
Martí dejó de pagar la hipoteca tras cerrar su taller en 2008. Con los cerca de 100.000 euros que le había prestado Caixa Tarragona, hoy fusionada en la entidad Catalunya Caixa, compró un piso de 90 metros cuadrados. Luego puso el domicilio como garantía hipotecaria y amplió el préstamo personal hasta 150.000 euros para montar el negocio, que fracasó. Por ello Catalunya Caixa vendió la vivienda de Martí en una subasta que quedó desierta: la misma entidad se la adjudicó por el 50% de la tasación, 50.000 euros. La familia sigue debiendo al banco el resto de la hipoteca, 100.000 euros, y esperando la fecha definitiva del desalojo.
Presión vecinal
El inusual compromiso judicial fue forzado por la presión vecinal, que ya logró una prórroga del desahucio el pasado noviembre. Entonces, una veintena de personas, en su mayoría miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), increparon a los mossos que acudieron a desalojar a Martí. Tras la prórroga, el juez dictó que el hipotecado entregara ayer las llaves en el juzgado antes de medianoche. Pero miembros de la PAH se desplazaron hasta las dependencias judiciales y arrancaron el compromiso de la secretaria judicial de negociar otra prórroga con la entidad.
La situación de Martín es habitual: en España pierden su vivienda 800 propietarios cada semana, al tiempo que conservan parte de sus deudas. Al contrario de lo que ocurre en EE UU y otros países de la UE, los préstamos en España gravan a la persona y no la propiedad. Aunque el desahucio se prorrogue una y otra vez, lo cierto es que Martí debe 100.000 euros al banco. Y ha perdido su casa.
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