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Reportaje:Diseño

La ciudad como escaparate

La Feria del Mueble de Valencia coge aire apoyada en el sector menos oficial

Anatxu Zabalbeascoa

En Valencia ha pasado lo contrario de lo que sucedió en Milán, pero el resultado ha sido el mismo: la Feria del Mueble extiende sus tentáculos por la ciudad, o las mejores propuestas han salido de la feria, según se vea. Lo más ingenioso se muestra, como un submarino, en el recinto -más pre-establishment que anti-establishment- del salón Nude, pensado en principio para diseñadores que empiezan. Este año el Nude habla con voz propia: ya no es una exposición remota, es lo primero que se encuentra el visitante. Toda una declaración de intenciones. Pero también hay feria en las galerías y comercios de la ciudad. En Milán también sucedió: algunos diseñadores apostaron porque fueran a visitarlos y en lugar de vociferar para todos, buscaban hablarles a quienes realmente querían escucharles.

El resultado es un certamen más amplio de miras, con dos escenarios complementarios. En medio de una crisis que hace plantearse a los productores de muebles si realmente pueden ser una industria como la moda, con varias colecciones cada año, Valencia quiere consolidarse como, por lo menos, el encuentro nacional del mueble. Y ha invitado a Patricia Urquiola, la más internacional de los españoles, a anunciarlo. Solo por ver el derroche de ideas y osadía del stand de la ovetense merece la pena acercarse al certamen. Allí puede comprobarse que, con un panorama económico en crisis, las mejores ideas son obsesiones.

Como la de Salvador&Zanni y su Brick box, una pared de cajones que sujeta las cajas de una mudanza (con asas para el traslado) por el propio peso de los libros. Sin tornillos. Pensada para una generación en movimiento, permite llegar con las cajas llenas de libros y montar la estantería al descargarlas. Los diseñadores de Barcelona consiguieron fabricante sueco y que la empresa Fly (la Ikea francesa, con más de 150 tiendas) distribuya sus cajas. En Valencia, además, presentan una mesa con sobre de formica y patas de haya plegables. La han puesto en producción con un fabricante de puertas. Y, desde el salón Nude de los que empiezan, hablan de recuperar el made in UE.

También lo hace el grupo Nadadora, con nuevas ideas para cerámica producida en Manises (Sagen Ceramics). Comparte esa idea de recuperar las fábricas que uno de los habituales de la feria, Jesús Gasca -alma de Stua- lleva años reivindicando: "Si no se alimenta la propia industria perderemos puestos de trabajo y clientes para nuestros productos". Nadadora expone en una muestra colectiva llamada Zoco (www.expozoco.com), en alusión al mercado de regateos con el que los no tan jóvenes diseñadores lidian a diario.

Óscar Díaz, asentado en Londres tras estudiar en Burdeos y trabajar con Matali Crasset, explica en Valencia cómo se obsesionó con fabricar una bolsa con lo que nadie quería: cinta standard y remaches de plástico. El resultado es Glueline, un capazo para la compra de producción artesana y con el asa cubierta de goma para hacer el agarre más cómodo. Lo dicho: obsesiones y dosis de realidad. Así, con los diseñadores buscando huecos y la feria creciendo por la ciudad, todos, diseño incluido, podrían salir ganando.

<i>Brick box</i>, estantería de Salvador&Zanni que se puede montar con las cajas de una mudanza.
Brick box, estantería de Salvador&Zanni que se puede montar con las cajas de una mudanza.

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