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La Cataluña central y el área de Barcelona encajan el golpe más duro de la crisis

La industria se 'come' la mitad de todo el empleo destruido en la comunidad

Nunca en la historia cayó tanto la economía como en 2009, el año por excelencia de la recesión más intensa y más rápida. Ni en las estadísticas más antiguas se vio algo igual a un retroceso del 4%. Ahora, desde la modesta recuperación, los expertos analizan el paisaje después de la batalla, porque las bajas y los heridos no se cuentan por igual en unas zonas que en otras de Cataluña, en función de la actividad que predomine en cada lugar.

Si la burbuja de la construcción ha estallado con mayor fuerza en las comarcas de Tarragona y el bache del turismo ha afectado más a Girona, el auténtico colapso que ha sufrido la industria, con un desplome del 12,9% que ha afectado en especial a la actividad manufacturera, se ha cebado con virulencia en las comarcas de la Cataluña central (Anoia, Bages, Osona, Berguedà) y en la ciudad de Barcelona y su área de influencia (Baix Llobregat, Barcelonès, Maresme y los dos Vallès), además de las del Ebro.

Cataluña tardará más de siete años en recuperar los 400.000 empleos perdidos
La creación de la mayoría de los puestos de trabajo vendrá de los servicios

"La industria se ha llevado por delante más de la mitad de todo el empleo destruido", señalal el catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) Josep Oliver, que ayer presentó el Anuario Económico Comarcal 2010 junto al director del servicio de estudios de CatalunyaCaixa, Xavier Segura. No toda la industria ha salido igual de mal parada. La agroalimentaria ha aguantado mejor el tipo. Incluso la química, pese a las dificultades, no cayó a un pozo tan profundo. Sin embargo, la crisis ha golpeado más duramente a las industrias del papel, la edición, las artes gráficas, la madera y el corcho, el textil, la confección, el cuero y el calzado, sin olvidar el caucho y el plástico, la electrónica, la maquinaria, el material de transporte y la metalurgia.

Traducido a empleos, en la industria se han pulverizado al menos 175.000 de 350.000 perdidos en el peor año de la crisis, "una cifra sin precedentes", precisó Oliver.

Un tercio de esos empleos industriales no se recuperarán, ya que correspondían a industrias que antes de la crisis, de 2000 a 2007, ya habían entrado en reconversión y para ellos la recesión ha sido la puntilla, como es el caso del textil, la producción de determinados materiales plásticos y la electrónica de consumo. "Ese empleo no volverá", apuntó el catedrático.

La nueva industria de mayor valor añadido es intensiva en capital, pero no suele requerir mano de obra masiva. La destrucción de empleo industrial ha sido especialmente aguda en Cataluña, donde este sector acapara una cuarta parte de la economía, cuando de media no supera el 12% en el resto de España.

En total, durante la crisis, abrupta desde la recta final de 2008, la pérdida de empleo ha afectado a unas 400.000 personas. "Se necesitarán al menos siete u ocho años para recuperarlos", estuvieron de acuerdo Oliver y Segura. Las exportaciones, que a principios de 2009 se descalabraron (-26,3%), han recuperado el brío en el primer semestre de 2010 (+17%), pero todavía están lejos de los niveles anteriores.

La cuestión es de qué sectores vendrán esos empleos que deben recuperarse. No será de la construcción, sector en el que el empleo se ha desinflado en Cataluña hasta los mismos niveles que en 1999 y que en 2010 sigue cayendo (a un ritmo del 7,1%). En grandes cifras, el servicio de estudios de CatalunyaCaixa da por hecho que serán los servicios los que abrirán el camino: la atención a las personas vinculada a la dependencia, el turismo -intentando que sea de más calidad-, la cultura, el ocio y el transporte. Los servicios públicos requerirán igualmente efectivos, una vez que se recuperen a medio plazo las maltrechas finanzas de las administraciones, sobre todo en materia de sanidad, educación y atención social.

De hecho, según los economistas de CatalunyaCaixa, de forma totalmente "inusual", incluso los servicios, empezando por el comercio, cayeron por primera vez durante la recesión, arrastrados por el frenazo en el consumo de los hogares.

Una industria más especializada en el sector alimentario y en los servicios favoreció al llano de Lleida y el eje de Girona, que, dentro de todo, aguantaron mejor el tipo. Y ello a pesar de que, en una comarcas con protagonismo importante del turismo, se registraron las fuertes caídas de las pernoctaciones hoteleras, que llegaron a 1.000 menos en la Costa Brava (frente a 635 menos en la Costa Dorada y 524 menos en el Maresme y Barcelona).

El año 2009 fue bueno para el sector primario, en esencia la agricultura, que creció nada menos que un 9,7%. De todas las comarcas catalanas, solo el Pallars Jussà y la Noguera registraron crecimientos positivos.

Si 2010 es un año de transición, CatalunyaCaixa prevé un crecimiento de la economía de no más del 0,8%, que, sin embargo, no bastará para ir acompañado de una vigorosa creación de empleo.

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