Réquiem por ETA
Finalmente, ETA está próxima a su fenecimiento. Amargo desenlace para quienes, ilusos o convencidos, por años han dejado caminos regados de muerte, ruinas y sufrimientos. Su metodología política se ha demostrado equivocada y criminal.
En una sociedad democrática y en un Estado de derecho tienen cabida todos los proyectos, pero no a costa de segar la vida de quien no los acepta. ¿ETA pide ahora una tregua? ¿Para reponerse y volver al error y al crimen? Esa puerta se la cerró hace tiempo la sociedad.
Si aún le quedan atisbos de humanidad, ETA debe firmar y ratificar públicamente su fenecimiento. Y la sociedad pese a daños irreparables valorará, si logran sobrevivir físicamente, condiciones justas y humanitarias que les permitan avergonzarse, arrepentirse, reparar, cambiar y renacer a un mundo democrático.
Estéril balance: muchos males, ¿cuántos bienes? Muchas pérdidas y sufrimientos, ¿cuántas ganancias y alegrías? Por cálculo deductivo, ETA no debiera posponer ni un minuto su fenecimiento. España entera lo ganará en vida, libertad, prosperidad y paz.- Benjamín Forcano.
Desde el final de la última tregua de ETA que tanto dio que hablar a periodistas y políticos de distinto signo, creo que se pueden constatar varias cosas. De un lado la eficaz labor policial, que cada vez dificulta más los movimientos de la banda, y de otro el cerco político que las fuerzas que respetan el Estado de derecho han realizado sobre el mundo afín a ETA, condenándolos al ostracismo y a la falta de repercusión mediática, antes habitual hasta el hartazgo.
Por eso, desde fuera del País Vasco resulta absurdo y suena a cantinela repetida en otras ocasiones, que se alcen voces pidiendo la legalización de partidos que aún no se han desmarcado explícitamente de la violencia.
El camino de la paz está abierto, solo falta que ETA y Batasuna quieran caminar por él.