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Lobo, el depredador en peligro

Los ecologistas ultiman la creación de una entidad para su conservación

Pocos animales tienen tan mala fama como el lobo. Tan necesario como odiado, a veces se busca evitar los efectos de sus ataques con venenos en reses muertas abandonadas en el monte. El pasado 19 de mayo dos personas fueron condenadas por emplear este sistema en la Costa da Morte, porque cazar lobos sin autorización es delito, al ser una especie protegida por la Unión Europea. La de la Costa da Morte es la única población estable de lobos en una zona costera de Galicia, una situación complicada que se repite en todo el territorio. Entre los problemas que amenazan la supervivencia de esta especie destacan la construcción de infraestructuras, la disminución del ganado en el monte o el uso de venenos para combatirlos.

"Atacan para alimentarse, no van a las aldeas a comer niños"
Un ecologista recuerda que el jabalí causa mayor daño

La convivencia entre el cánido y los humanos no es fácil. Ganaderos y ecologistas coinciden al afirmar que si hay lobo, habrá conflicto, ya que no se pueden evitar los ataques al ganado. Pero también recuerdan la tradicional tolerancia entre las actividades humanas y las poblaciones lobunas, lo que Pepe Salvadores, de Adega, denomina la "cultura del lobo". El ecologista señala como principal causa de la ruptura de esa convivencia la pérdida de la ganadería tradicional, en la que la gente iba con los animales al monte, y la sustitución en algunas zonas por la extensiva, en la que el ganado queda suelto.

Como un intento de contrarrestar su mala fama, Salvadores remarca que el lobo causa muchos menos daños que el jabalí, pero tiene una mayor repercusión mediática. Es además el encargado de controlarlo, por lo que sin lobo los ataques del cerdo salvaje serían mucho más frecuentes e importantes.

Además, también destaca la desaparición por culpa del hombre de las especies de las que se alimentaba en los montes gallegos, como el rebeco. Desde Unión Agrarias (UU AA), Jacobo Feijóo destaca que la prohibición de abandonar reses muertas en el monte a raíz de la crisis de las vacas locas aumentó la presión sobre el ganado, al privársele al lobo de una de sus fuentes de alimento.

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Los ataques contra la cabaña ganadera se producen sobre todo en otoño y primavera, según Rubén Portas, de la Asociación para la Conservación y el Estudio de Lobo Ibérico (Ascel), sin embargo los ecologistas recuerdan que los lobos atacan a estos animales para alimentarse, y "no bajan a las aldeas a comer niños".

Para paliar los efectos de los ataques la Xunta ofrece ayudas para prevenirlos y para compensar los daños, pero ecologistas y ganaderos vuelven a unirse para criticarlas. Las primeras son muy básicas y se difunden poco, mientras que las de compensación obligan a vigilar constantemente al ganado en el monte.

En lo que disienten los dos colectivos es en el problema de las batidas, las cazas autorizadas de lobos para controlar la población. Para Portas el problema reside en los criterios para determinar si son necesarias, ya que la decisión depende solo de la consellería de Medio Rural. Del bando ganadero, Jacobo Feijóo defiende este sistema y pide suprimir la veda en época de reproducción para conseguir un mejor control de las poblaciones y evitar daños en el ganado.

Para hallar nuevas soluciones, los ecologistas buscan que la Xunta apueste por la educación ambiental para una mejor convivencia, aunque desde UU AA piden que no se le den lecciones a quienes ayudaron a la supervivencia de la especie. Los grupos ambientalistas quieren aunar esfuerzos en la lucha por el lobo en los montes gallegos, para lo que "en breve" constituirán el Fondo para a Conservación do Lobo Ibérico, como una forma de complementar las acciones individuales en defensa de tan necesario animal.

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