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Luis Antonio de Villena viaja al Madrid maldito

Lou Reed metiéndose un pico, una capital que bullía tras las apariencias y, en el centro de la historia, un poeta que quemó la noche como si no fuera a haber mañana. Luis Antonio de Villena (Madrid, 1951) propone dos maneras de leer su última obra, Malditos (Bruguera): se puede interpretar que "todo es verdad" o que "todo es ficción".

La novela está llena de personajes mitad reales, mitad inventados, que poblaron en los años setenta el Madrid anterior a la movida. "Había inquietud intelectual, vitalismo. La movida hizo un festival con eso, se frivolizó todo", comenta el autor del libro. La bufanda y las gafas de sol que luce Luis Antonio de Villena alimentan esa imagen de intelectual y bon vivant con la que siempre buscó desmarcarse de la "España rancia".

Algunos de los personajes, como Leopoldo María Panero, aparecen con su nombre real. "Hay elementos de crónica. Lo importante es que todo resulte verosímil". El protagonista está inspirado en el poeta Eduardo Haro Ibars, hijo de Eduardo Haro Tecglen, editor de la revista Triunfo. "El padre de Eduardo se encontró una mañana a un negro durmiendo en el pasillo de su casa. No dijo nada, pero montó un gran alboroto porque apareció un calcetín en su máquina de escribir".

Mundo 'underground'

El narrador tiene algo en común con el autor: un poeta dandi, que evidencia su homosexualidad en su forma de vestir y en sus obras, cargadas de erotismo. Pero él era algo más "conservador" que sus compañeros de farra: "La heroína tenía un aura intelectual, pero yo era temeroso y muy hedonista. Confieso que aquello de ver las vomitonas que causaban las drogas me horrorizaba".

"El franquismo fue terrible, pero en ciertos aspectos había una especie de libertad underground". La suya era la causa de la contracultura, que bebía del cantante Lou Reed y de escritores de la generación beat, como William S. Burroughs. "No éramos homosexuales o heterosexuales, la gente quería ser un poco de todo". Hoy, la capital no tiene "nada que ver" y muchos de aquellos malditos han muerto. Luis Antonio de Villena es un superviviente y no por azar: "Dijo Sartre que lo peligroso de acercarse al abismo no es caerse, sino que te puedes tirar".

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