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Reportaje:

Soso (con perdón)

El día que se echó de menos al genuino Josh Rouse

Carlos Marcos

Da cosa decirlo: el concierto de anoche de Josh Rouse fue soso, a ratos aburrido. Y produce reparo esta opinión porque a este hombre le sale el talento hasta cuando se cepilla los dientes. Pero anoche planteó un concierto equivocado.

Es verdad que ya desde el principio se abrió el debate entre unos espectadores que casi llenaron la sala Joy Eslava (unas 700 personas): nos gusta más el Josh Rouse mediterráneo, ese que se enamoró de una valenciana y quedó amarrado a la brisa latina (ahora residen en Valencia); o preferimos al músico que nació en Nebraska y pronto se reivindicó con los sonidos de la profunda América, ya sea country o soul. Vestido con una rebeca azul marino, camisa blanca y pantalones color mostaza, pronto se comprobó que el Rouse que íbamos a ver tiraba para el tropicalismo de su último disco, El Turista. Como ha aprendido castellano, arrancó con una canción popularizada por el cubano Bola de Nieve, Duerme. Le sale una voz aniñada cuando canta en español. Si se quiere, similar a la de Albert Pla. Pero mientras el catalán ejerce de crío malvado e irreverente, el estadounidense parece un pollito desplumado.

Sus temas tuvieron un barniz latino que los acercaba a Presuntos Implicados

Ninguna objeción a la banda, toda compuesta por músicos españoles. ¿Hemos dicho ninguna objeción? Pues lo matizamos: sonaron tan pulcros y aseados que se echó en falta un poco de nervio. Rouse fue alternando las canciones de su último disco con temas de su etapa americana, pero dio un poco igual porque dotó a estos últimos de un barniz latino que a veces los acercaba al repertorio de Presuntos Implicados.

Un buen ejemplo fueron 1972 o Summertime, otrora piezas de una profunda enjundia que sonaron tan ligeros que se escapaban por la puerta de servicio del local. No fue un mal día de Rouse: consiste en que se ha perdido al mejor cantautor soul de su generación, al Al Green alternativo, y se ha ganado a un simpático guiri intentando pronunciar la "r" en castellano. Un aficionado dio con la clave: "A Rouse se lo perdonamos todo".

El estadounidense Josh Rouse, durante su concierto en la sala Joy Eslava.
El estadounidense Josh Rouse, durante su concierto en la sala Joy Eslava.SAMUEL SÁNCHEZ
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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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