La resistencia sobre el escenario

Para Patricia Ariza el teatro siempre ha sido un espacio de libertad. Lo fue desde el principio, cuando recibió las primeras lecciones del maestro Santiago García en la Universidad Nacional de Colombia. "Nos enganchó a todos los alumnos", rememora. "Él tuvo problemas de censura, se salió de la Universidad y decidió formar un grupo y fundar un teatro independiente". Ella se unió. Aprendió que el espectáculo es lucha. Es batalla. Muchos años después sigue combatiendo desde la compañía Teatro de la Candelaria. El Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz (FIT) la homenajea en esta edición. Es todo un respaldo tras sentirse perseguida y acosada por el Gobierno de Álvaro Uribe.

Patricia Ariza es uno de los referentes del teatro en Colombia. Uno de los nombres básicos en el trabajo a favor del arte. La Unidad Nacional contra el Terrorismo le abrió un expediente por supuestamente haber colaborado en campañas en pro de la guerrilla de las FARC, algo que ella niega. En este documento se recordaba, a modo de antecedente penal, su experiencia en el nadaísmo, movimiento literario contestatario en pro de la paz y contra las desigualdades, su militancia en Juventud Comunista o su pasado hippy. La difusión de este expediente le valió saberse señalada pero también apoyada por un buen número de compañeros de la dramaturgia y la literatura de todo el mundo. "Eso reconforta", reconoce la dramaturga.

"En Colombia hay una situación de injusticia", afirma la actriz

Teatro de la Candelaria acaba de concluir la obra 'Título personal'

Este fin de semana ha sido homenajeada en Cádiz, por el mismo Ayuntamiento que hace sólo unos meses ha galardonado a Álvaro Uribe con el premio Cortes de Cádiz a la libertad. "Debió de haber una mala información porque Álvaro Uribe condensa el autoritarismo patriarcal. En Colombia hay una situación de injusticia". En su discurso de agradecimiento, no olvidó citar el bicentenario de la Constitución aprobada en Cádiz en 1812. "Nosotros también nos preparamos para el bicentenario de nuestra independencia y va a ser muy doloroso porque nuestra Constitución se ha ido recortando de manera dramática".

Ariza alerta del desplazamiento y también del asesinato de las comunidades indígenas colombianas. "Nuestra Constitución recogía la diversidad cultural y ha quedado en letra muerta. Ahora los indígenas deambulan por Bogotá como parias por su propio país", denuncia la dramaturga. No le preocupan las investigaciones sobre ella. "Colombia no es de Álvaro Uribe. Las fuerzas democráticas son muy importantes. Y yo sigo allí. Pertenezco a la historia de la resistencia".

Su compañía acaba de concluir Título personal, un experimento que pone sobre la mesa la contradicción de la creación colectiva que siempre ha promovido Teatro de la Candelaria con la individualidad. "Son obras complejas. Tardamos años en montarlas pero también tienen un largo recorrido. Alguna de 20 años". Es una compañía estable y ha logrado consolidar un público que les aguarda y les busca en su propia sala. "No hay dinero ni recursos. Nuestro tesoro es la gente. Es lo principal. El talento, la gente y el público".

Patricia Ariza empezó joven. Años de deslumbramiento y formación hasta que se atrevió a iniciar el camino en solitario. Con Teatro de la Candelaria ha forjado un método complejo de creación que ha consolidado un amplio repertorio de dramaturgia nacional. Está acostumbrada a repartir este esfuerzo por diversos festivales como el de Cádiz. "La ciudad es muy reconocida en Colombia por su esfuerzo por el teatro y por la política pública de género". El certamen continúa hasta el próximo 31 de octubre con la participación de 12 países diferentes, un homenaje al Festival de Teatro Hispano de Miami y el estreno de Kol Nidre a cargo de la Compañía Nacional de Danza.