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Reportaje:

"El chelo está subexplotado"

El francés afincado en Valencia Matthieu Saglio ofrece hoy en el Palau de la Música un montaje de luz, versos y solos de violonchelo

A Matthieu Saglio le gusta el riesgo artístico. Es difícil que un solista de su instrumento, el violonchelo, explore aguas tan exóticas y alejadas de los apacibles cauces de la música clásica. Y la prueba está en el concierto que esta noche ofrece en el Palau de la Música de Valencia (a las 20.30), titulado Cello Solo, en el que acomete un peculiar ejercicio de fusión de estilos, virtuosismo clásico e improvisación creativa. Un espectáculo singular de luz y música que mezcla los ritmos orientales y la música de Bach con la prosa de la novela Aire de fuga, declamada por su propio autor, Emilio Garrido, periodista de Radio 3.

Saglio, francés de 32 años afincado en Valencia desde 2001 "por razones personales" (su pareja es alicantina), tiene una formación clásica aunque desde muy temprano mostró su interés por otros estilos. Así, se inició en el jazz y en la improvisación y, tras llegar a España, se adentró en el mestizaje y la fusión flamenca y de música folk. De hecho, es integrante del grupo Jerez-Texas. "He optado por una carrera más libre y el precio a pagar es una vida más insegura", reconoce en tiempos de crisis en los que "la cultura está muy parada". Así, su espectáculo se estrenó en febrero en el auditorio Conde Duque de Madrid, concierto al que siguió otro en el Teatro Arniches de Alicante (donde grabó un DVD) y no ha podido traerlo a su ciudad hasta siete meses después.

Emilio Garrido declama textos de su novela 'Aire de fuga'
"El violonchelo tiene una gama de tesituras muy amplia"

Pero para él, el de esta noche tiene un valor añadido. "El Palau de la Música es el templo de la música en Valencia", argumenta, y añade: "Me gustaría que viniera gente que le guste la música clásica pero que luego se deje llevar por otros sonidos".

Lleva años ilusionado con poder poder ofrecer un montaje basado en el chelo, un espectáculo complejo y compacto con un hilo conductor. Y puesto que no podía "prohibir aplaudir" entre las composiciones, pensó que una voz envolvente y unos versos bonitos podrían mantener "la tensión del viaje a través del concierto". Habló entonces con Garrido, viejo conocido de la radio, y con sorpresa descubrió que acababa de imprimir su última novela en la que uno de los personajes era una violonchelista.

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Alejado de los referentes propios (quizá Casals, Du Pré, Rostropovich...), a Saglio le inspiran más solistas experimentales de otros instrumentos. "El chelo tiene unas posibilidades inmensas, está muy subexplotado", asegura Saglio, "puede adoptar líneas de bajo, incorporar acordes de guitarra y se puede tocar con el arco; además de sonar como una guitarra eléctrica, como un violín... tiene una gama de tesituras muy amplia". También intenta sacar el máximo partido al sampler, con el que crea su propio acompañamiento. "El público ve cómo estás creando en directo, es como observar a un pintor que pone un color, y otro color, y otro color y la obra surge delante de él".

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