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La izquierda llega al poder por primera vez en El Salvador

Funes busca un entendimiento entre el socialismo latinoamericano y EE UU

Hoy es un día de fiesta aquí, pero mañana, justo en el momento en que se marchen los mandatarios invitados a la investidura del primer presidente izquierdista de la historia de El Salvador, Mauricio Funes se quedará solo ante un país de vértigo, golpeado por la desigualdad y el crimen. Y lo de "solo" no es ninguna exageración. Este periodista de 49 años, padre de cuatro hijos y casado en tres ocasiones, tendrá que elegir entre la ruta de Venezuela y Cuba que le marcan los viejos comandantes guerrilleros del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) o tomar la suya propia, que tiene en Lula da Silva su modelo ideal y en Barack Obama su aliado necesario.

No hay que olvidar que un tercio de los siete millones de salvadoreños trabaja en EE UU y que sus remesas (más de 2.700 millones de euros al año) suponen el segundo pilar de la economía del país detrás de las exportaciones.

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Han pasado dos meses y medio desde aquella noche histórica del 15 de marzo. El candidato del FMLN acababa de ganar las elecciones por un estrecho margen, un 52,2% de los votos frente al 48,7% del partido de la derecha, ARENA, que había venido gobernando El Salvador sin interrupción desde que en 1992 finalizara una guerra civil en la que se perdieron 12 años y más de 75.000 vidas. Aquella noche, nada más conocer la victoria, Funes -chaqueta oscura y camisa blanca sin corbata- compareció en un hotel flanqueado por los viejos comandantes con sus guayaberas rojas. Funes aparecía feliz. Los comandantes, serios. Era un símbolo. Del afortunado cóctel que los llevó al éxito electoral, pero también de las dificultades de llevarlo a la práctica. Esas dudas aún no se han despejado.

Es más, ha habido momentos en los dos últimos meses y medio en los que parecía que el perfil de Funes -un hombre cuyo discurso se cruza continuamente con la palabra diálogo, pero cuyo carácter es fuerte y a veces expeditivo- chocaba de forma frontal con las aspiraciones de los dirigentes del FMLN, una formación cuya ideología se mantiene prácticamente intacta desde el fin de la guerra. "Después de ganar las elecciones", explica un dirigente del FMLN, "hubo 10 días en los que nos temimos lo peor. Mauricio fue prácticamente secuestrado por sus colaboradores de fuera del partido y no se ponía al teléfono cuando lo llamábamos. Así que dimos un golpe en la mesa. Le dijimos: nosotros no habríamos ganado sin ti, pero tú tampoco sin nosotros. El FMLN no puede ser un elemento decorativo en el Gobierno. Si tú fracasas, también será nuestra responsabilidad". El momento más tenso se produjo cuando Funes, de vacaciones en Brasil, ordenó publicar un anuncio pagado a los periódicos en los que reconvenía a un dirigente del FMLN por unas declaraciones sobre política económica: "El único autorizado para hablar es el presidente electo".

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Con este panorama, Mauricio Funes se dirigirá hoy por primera vez a la nación como presidente. Escuchándolo, en primera fila, estará Hugo Chávez, pero también Hillary Clinton. Daniel Ortega, pero también Álvaro Uribe. La transición política en El Salvador -llevada de forma exquisita por los dirigentes de derecha e izquierda- ha concitado una expectación tal que asistirán 62 mandatarios. Además de con Clinton, Chávez y Lula, el nuevo presidente mantendrá reuniones bilaterales con los Príncipes de Asturias y con el presidente de México, Felipe Calderón. Durante las últimas semanas, a Funes se le ha visto estrechando la mano del presidente de Venezuela con la misma fuerza con que se la estrechó, en la reciente cumbre de Trinidad y Tobago, al presidente de Estados Unidos. La vieja guardia del FMLN está deseando -y así lo han expresado- establecer relaciones con Cuba, pero un importante empresario salvadoreño, aseguró ayer a este periódico: "Mauricio nos ha tranquilizado sobre el futuro. Nos ha asegurado que no habrá alianzas exóticas con Venezuela o con Cuba, y que mantendrá el entendimiento con EE UU. A cambio nos pide un esfuerzo fiscal, y estamos de acuerdo. Él quiere parecerse a Lula y a nosotros nos encantaría que El Salvador se fuera pareciendo a Brasil...".

El presidente salvadoreño, Mauricio Funes, y su esposa, Vanda Pignata, a su llegada a un tribunal de París.
El presidente salvadoreño, Mauricio Funes, y su esposa, Vanda Pignata, a su llegada a un tribunal de París.REUTERS

Llanto por el hijo asesinado en París

Mauricio Funes mandó a su hijo Alejandro a estudiar fotografía a París. Quería que se formara, pero también deseaba -como tantos otros padres salvadoreños- salvarlo del peligro de las maras, de los asaltos callejeros, de la extorsión y el crimen. El Salvador, con 12 homicidios al día, es el país más violento de América Latina. Y París no parecía un mal lugar para ponerlo a salvo. Pero el 2 de octubre de 2007, unos días después de ser designado oficialmente candidato del FMLN a la presidencia de El Salvador, Mauricio Funes recibió una llamada telefónica desde Francia. Su hijo, de 27 años, acababa de ser atacado y golpeado cerca del Museo del Louvre. Se encontraba en coma como consecuencia de un traumatismo craneal grave. Siete días después, Alejandro Funes falleció.

Esta semana, a Mauricio Funes se le ha visto llorar. El pasado martes dejó el país que hoy lo convertirá en presidente para asistir en París al juicio por el asesinato de su hijo. Ante la juez, dijo: "Creía que enviaba a mi hijo a una sociedad que lo iba a formar profesionalmente, pero nunca imaginé que iba a ser golpeado y no iba a realizar su sueño. Señora, cualquier decisión que tome no le devolverá la vida, pero el conocimiento de la verdad engrandece a los pueblos". El agresor, Mohamed Amor, alegó en su defensa que estaba borracho y fue condenado a 16 años de prisión.

Guerra, matanzas y urnas

- Origen de la guerrilla (1980). El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) surgió en 1980 tras la fusión de cinco grupos de izquierda estimulados por Cuba y el triunfo sandinista en Nicaragua. Tomó su nombre de un dirigente comunista fusilado en 1932.

- Asesinatos de Romero (1980) y Ellacuría (1989). Al atentado contra el arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, obra de un escuadrón de la muerte en 1980, siguió nueve años después el del jesuita vasco y rector de la Universidad Centroamericana Ignacio Ellacuría. Ambos eran críticos con la oligarquía y los militares.

- La guerra (1981-1993). El FMLN lanzó el 10 de enero de 1981 una "ofensiva general" para derrocar al régimen militar. Fue el inicio de una guerra de 12 años en la que murieron 75.000 personas.

- La paz (1992-93). El fracaso de la ofensiva guerrillera de 1989; la caída, ese mismo año, del muro de Berlín, y la derrota electoral sandinista en 1990 precipitaron las conversaciones de paz, que culminaron en 1992 con los Acuerdos de Chapultepec (México) entre la guerrilla y el Gobierno de Alfredo Cristiani, de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena). En 1993, el Gobierno declaró la amnistía para todos aquellos implicados en violaciones de los derechos humanos.

- La democracia: tres derrotas y una victoria.

Como partido, el FMLN ha sido derrotado en tres elecciones (1994, 1999 y 2006) y ha sufrido escisiones de las corrientes socialdemócratas. El pasado 16 de marzo, el FMLN consiguió su primera victoria de la mano del antiguo periodista Mauricio Funes, que obtuvo el 51,2% de los votos.

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