Cuatro décadas de investigación

Desde 1968, la Facultad de Ciencia y Tecnología se ha trasladado de Deusto a Leioa; ha pasado de 73 titulados anuales a casi 400; ha renovado radicalmente sus infraestructuras y se ha propuesto impartir un título de grado en biotecnología. Con esos cambios, su decana, Esther Domínguez, tiene claro que si alguien que vivió los primeros años de la Facultad volviese a visitarla "no la reconocería". En una rueda de prensa previa a la gala en el Euskalduna con que se celebró el 40º aniversario de la facultad, la decana se mostró ayer confiada en que su centro seguirá creciendo de la mano de proyectos como el nuevo Parque Científico de Leioa y la candidatura para que Vizcaya albergue la Fuente Europea de Neutrones.

"Si alguien de la primera promoción volviera a Ciencias no la reconocería"

La Facultad de Ciencias, ahora integrada en la UPV, nació en 1968 como parte de la entonces recién inaugurada Universidad de Bilbao y situada en la antigua Escuela de Náutica de Deusto. Quienes la conocieron desde el principio añoran su ambiente familiar: profesores y estudiantes comían juntos; el decano y su familia vivían en el edificio y, a falta de personal administrativo, daban trabajo a los estudiantes, recuerda Enrique Navarro, licenciado en Biología en la primera promoción de la facultad y hoy director de su departamento de Genética, Antropología Física y Fisiología Animal.

Lo primero fue dotarla de personal. "Como aquí no había biólogos, a los que estudiamos fuera nos cazaron con lazo", relata Ana Rallo, hoy profesora del Departamento de Zoología y Biología Celular Animal, a quien ficharon recién graduada por la Universidad Complutense. Sin ningún tipo de subvenciones ni becas, en un centro que crecía de forma caótica en el incipiente e incomunicado campus de Leioa, al que pasó, "se investigaba con mucho voluntarismo y poco sustento", recalca José María Valpuesta, director del Centro Nacional de Biotecnología (parte del CSIC), licenciado en la facultad en 1986.

Fue consolidándose en los años ochenta a la vez que la democracia, cuando los gobiernos vasco y español lanzaros los primeros programas competitivos y proyectos de colaboración. Y avanzó hasta convertirse en el centro vasco que más producción científica genera. Desde sus inicios, 13.200 estudiantes se han titulado en la facultad, que ha formado a 1.200 doctores. Ha ampliado a nueve sus titulaciones y oferta 14 másteres oficiales adaptados a Europa.

Sus 90 equipos de investigación, 40 de ellos reconocidos como excelentes, realizan unas 350 publicaciones anuales. En el último año, sus proyectos han atraido 36 millones de euros financiación externa. Si en los ochenta el tejido industrial vasco se nutrió del conocimiento de sus químicos, hoy destaca la actividad en áreas emergentes como las energías renovables o la biotecnología, a la que se ha propuesto dedicar una titulación de grado. "Es una propuesta excelente, porque es necesario que haya buenos investigadores en biología molecular que entiendan cómo aplicar ese conocimiento directamente a la sociedad", celebra el director del Centro Nacional de Biotecnología.

Además de generar conocimiento básico en prestigiosas unidades como la de Biofísica, los científicos de la facultad han registrado 29 patentes y creado cinco empresas que ofrecen sus servicios. Si, en palabras de Navarro, "la Facultad ha sostenido hasta ahora todo el tinglado de la investigación y la innovacion vasca", ya no se halla sola. Los nuevos centros impulsados por el Gobierno vasco como los CIC y los BERC obligan a abordar asignaturas pendiente, como dotar de más personal de apoyo a los laboratorios para no quedarse atrás.