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Crítica:LIBROS | Narrativa
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Voluntad de sobrevivir

Narrativa. Grace Cleave, escritora neozelandesa que se encuentra viviendo en Inglaterra sola, aislada, convertida en un "pájaro migratorio" lejos de su tierra natal, acepta ser entrevistada para una prestigiosa revista. Su entrevistador, Philip Thirkettle, un joven intelectual inglés casado y con dos hijas, le escribe al cabo de un tiempo para invitarla a pasar un fin de semana en su casa del Norte y ella acepta, pero nada más aceptar se arrepiente porque es un ser asocial a la que le cuesta mucho el trato con los demás; sin embargo no es capaz de echarse atrás y, atormentada por la duda y la inseguridad, se entrega a su destino con conciencia de fatalidad. Para defenderse de ello, se imagina a sí misma como una perfecta invitada, mundana y encantadora. El choque entre la realidad y sus deseos toma carta de naturaleza en cuanto se apea del tren. Así comienza Hacia otro verano.

Hacia otro verano / Un ángel en mi mesa

Janet Frame

Traducciones de Aleix Montoto /

J. A. Gutiérrez-Larraya, Ana María

la Fuente y Elsa Mateo

Seix Barral. Barcelona, 2009

272 y 478 páginas. 18 y 21,50 euros

Janet Frame (1924-2004) cuenta, en una de las secciones de su trilogía autobiográfica, que Seix Barral reúne en un solo volumen, bajo el título Un ángel en mi mesa, el viaje a Inglaterra desde su Nueva Zelanda natal que, sin duda, da origen a Hacia otro verano. Sin embargo, esta última, muy anterior, se publica póstumamente. ¿Por qué? Quizá por pudor, pues es una novela asombrosa en la que se somete a un autoanálisis que desciende hasta los abismos de la psique humana en las lindes de la locura. Desgarradora, emotiva, lúcida, conmovedora..., todos estos adjetivos le pertenecen y aún no le hacen justicia. Pero no es sólo la historia de esta mujer desvalida y fuerte a la vez, que realiza el prodigio de mostrarse a través de su valerosa imaginación, lo único que singulariza la novela sino la audacia y el riesgo de su estructura y estilo. Hay dos voces narradoras, una que habla en tercera persona y es, en realidad, la propia Grace Cleave que se observa y se narra desde fuera, y otra que es la misma Grace hablando en primera persona, llegando a mezclarse ambas en numerosas ocasiones; el resultado es de una convicción expresiva impecable. A su vez, la novela avanza a impulsos, mostrando situaciones concretas de esa extraordinaria convivencia del matrimonio y la escritora que a veces pueden parecer inconexas, pero que a medida que se agrupan dibujan el conflicto con toda coherencia. Grace es una persona atemorizada por una patológica inseguridad de relación e incapaz de pensar en su obra como escritora en términos teóricos o interpretativos: sólo escribe. La vida de los Thirkettle la contempla ella en paralelo con su propia vida de hogar cuando era niña y temía por la relación entre su padre y su madre; de la comparación surge, como segundo gran acierto de estructura literaria, el temor constante a la realidad y al trato con los demás. Y de la misma comparación surge también la mezcla de espacios vitales y emocionales (Inglaterra y Nueva Zelanda) que es el verdadero tour de force expresivo de la novela. "Las distancias me contemplan", dice este pájaro migratorio que no asienta en ninguna parte y sin embargo pertenece a su tierra natal y también a esa especie de madre patria que es Inglaterra para ella.

Janet Frame tuvo una infancia pobre y una juventud desgraciada en la que fue internada durante ocho años en centros psiquiátricos, recibió decenas de electroshocks, fue diagnosticada erróneamente de esquizofrenia y cuando estaba a punto de serle practicada una lobotomía, la concesión del más importante premio neozelandés de literatura a su primer libro publicado la salvó de convertirse en un vegetal. Todo eso se relata en la trilogía estrictamente autobiográfica formada por La tierra del es, Un ángel en mi mesa (que da título al volumen de Seix Barral) y El mensajero de la ciudad espejo. Aquí se produce un asombroso cambio de estilo: la complejidad estilística de Hacia otro verano, perfectamente acorde con la intensidad de creación que exige, se convierte en un libro plagado de anécdotas, ordenado, minucioso y desenvuelto que, sin renunciar al dramatismo inherente a la historia, habla con una voz radicalmente distinta: la voz de la mujer que logró superar su terrible destino. La joven Frame, tímida, infeliz y apocada, avergonzada de sus dientes que se pudren por falta de dinero para acudir al dentista, pero dotada de una admirable y rotunda voluntad de sobrevivir, muestra una agudeza para captar personas, ambientes y sensaciones realmente excepcional. Es tan lúcida como para reconocer su estado ("yo me había metido en una trampa, aunque una trampa también es un refugio") y lo que llena de energía la obra es la necesidad de hablar de sí misma, tan deseosa de comunicación, tan inadaptada para hacerlo. Siendo dos géneros distintos -novela y autobiografía, que demuestran la versatilidad y el talento enormes de su autora- son además dos libros de una altura moral y literaria infrecuente y pertenecen por derecho propio a la mejor literatura en lengua inglesa de nuestro tiempo. -

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