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DECLARACIÓN DEL G-20 | Laboratorio de ideas

Recuperar el orgullo de ser banquero

Usará inteligentemente el FMI su botín de medio billón de dólares extra? La decisión del G-20 de triplicar el fondo de reserva del Fondo le da una enorme capacidad para suavizar el impacto de la crisis en los países emergentes. Y hace falta. Buena parte de Europa del Este y central, en especial, corre el riesgo de explotar porque empresas y ciudadanos se han endeudado en exceso en monedas extranjeras. Pensemos, por ejemplo, en un comprador de vivienda húngaro que ha contratado una hipoteca en francos suizos con un banco austriaco. Con el hundimiento del florín, el importe de esa deuda en moneda local es ahora un 27% superior al de hace dos años.

¿Qué haría el Gobierno húngaro, que ya ha recibido una ayuda de 25.000 millones de euros por iniciativa del FMI, con un montón de divisa extranjera? La respuesta fácil sería salir a comprar florines, algo que ya ha empezado a hacer, e impedir que la moneda siguiera cayendo. Pero las deudas de los compradores de viviendas seguirían siendo bastante insoportables.

En esta saga hay cuatro culpables: el propietario de vivienda húngaro, que se endeudó en exceso; el banco austriaco, que prestó alocadamente, y los Gobiernos de ambos países, que les permitieron actuar así. La solución justa, por tanto, sería una modificación de hipotecas que divida el problema entre todas las partes. El Gobierno húngaro podría, por ejemplo, proporcionar una subvención para que la deuda de los compradores de vivienda se reduzca un poco, siempre que el banco soporte también alguna pérdida. Y el Gobierno austriaco podría inyectar más capital en el banco para que no se hunda.

Debería haber muchos planes así para los diferentes problemas. Para eso no hace falta ser un superdotado, pero no es el punto fuerte natural del FMI. El Fondo es experto en canalizar dinero hacia los Gobiernos, no hacia el sector privado. Por eso, EE UU y Reino Unido piensan que el FMI debería emplear a asesores del sector privado para que le ayuden. Los candidatos claros serían los banqueros occidentales en paro. Si se sienten caritativos, o culpables, podrían tomárselo como una oportunidad para realizar un servicio voluntario en el extranjero. Entonces podrían sentirse orgullosos de ser banqueros. -

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