EE UU baja los tipos de interés casi al 0%
La Reserva Federal fija una horquilla, por primera vez, entre el 0% y el 0,25% - La debilidad de la economía y una fuerte caída de precios explican la decisión
La Reserva Federal (Fed) marcó ayer otro hito en su lucha contra la masiva destrucción de riqueza provocada por la crisis financiera, al fijar por primera vez en la historia una horquilla objetivo en los tipos de interés que se moverá entre el 0% y el 0,25%, desde el 1% anterior. Es el nivel más bajo nunca visto en EE UU, inferior incluso al de la Gran Depresión o la II Guerra Mundial. Tras la decisión, la Reserva Federal intervendrá cada día en el mercado para inyectar liquidez a los bancos a un tipo que estará dentro de esa horquilla. La Fed apunta que se mantendrán "tipos de interés excepcionalmente bajos durante algún tiempo". La decisión fue unánime.
La autoridad monetaria hace frente a la crisis económica y a la creciente amenaza de deflación. En noviembre, los precios bajaron un 1,7% respecto de octubre, la mayor caída desde la Gran Depresión, lo que deja la inflación en el 1,1% y apunta a tasas negativas en 2009 por primera vez desde 1955.
Wall Street sube el 4,2% y el dólar sufre su mayor caída frente al euro
Bernanke se plantea comprar bonos emitidos por el Tesoro
Como dijo ayer el presidente electo, Barack Obama, la Fed se está quedando sin la "munición tradicional" para luchar contra la profunda recesión que sufre el país. El agresivo recorte de tipos llevado a cabo desde agosto, cuando estaban en el 5,25%, no está siendo suficiente para estabilizar la economía. Por eso, su presidente, Ben Bernanke, gran estudioso de la Gran Depresión de la década de los años treinta, optó por utilizar todos sus poderes para inyectar liquidez y ser creativo.
El propio presidente George W. Bush reconoció ayer que ha "abandonado los principios de la economía de mercado para salvar el sistema de economía de mercado". Defensor a ultranza de la libertad de empresa, Bush se refirió así en una entrevista con CNN a las intervenciones del Gobierno federal para afrontar las crisis inmobiliaria, crediticia y del sector del automóvil.
La última reunión del año de la Fed estaba programada originalmente para un día. Pero se optó por ampliarla a dos, para analizar con más tiempo las dificultades a las que se enfrenta la economía y el sector financiero. Se trataba de algo más que decidir una bajada de tipos, porque ese camino ya da poco margen de maniobra y la Fed necesita salir a escena con nuevas ideas. La expectación era alta en Wall Street.
Bernanke habló a comienzos de mes de la posibilidad de experimentar con otros canales que le permitieran facilitar crédito directamente a empresas y consumidores. El comunicado de la Fed fue específico sobre lo que piensa hacer a partir de ahora.
Entre las vías que utilizará para inyectar liquidez, la Fed citó la compra de "gran cantidad" de activos vinculados a hipotecas, para apoyar así el sector de la vivienda, una medida ya anunciada semanas atrás con el propósito de que baje el precio del crédito. En paralelo, está estudiando los potenciales beneficios de la compra de bonos a largo plazo emitidos por el Tesoro. Para todo esto, dijo que recurrirá a ampliar la base monetaria, es decir, le dará a la máquina (electrónica) de fabricar dinero. Es lo que los economistas llaman expansión cuantitativa -el método usado por Japón para combatir la deflación la pasada década cuando los tipos ya habían llegado a cero-, sólo que Bernanke está dispuesto a usarla de una forma mucho más agresiva.
Encontrar un equilibrio se hace cada vez más complicado. Hace unos meses era la inflación (que llegó al 5,6% en julio) la que planteaba un quebradero de cabeza a la Fed a la hora de definir su estrategia. Ahora lo que preocupa es lo contrario: el riesgo de deflación. Pero el alza de precios es más fácil de combatir con una política restrictiva, y con los tipos de interés tan cerca de cero, la caída de precios plantea una importante dificultad.
El vuelco está siendo espectacular. La caída de los precios del 1,7% de noviembre es la mayor desde que el Departamento de Empleo empezó a calcular el dato con ajustes estacionales, en 1947. Si se mira más atrás en la secuencia histórica, tan sólo es superada por la caída del 1,9% registrada en enero de 1932, en plena depresión.
El motivo de este fuerte descenso es el abaratamiento de la energía (17% en noviembre), sobre todo por la caída en las gasolinas (29,5%). Esto tiró también a la baja del transporte (9,8%). La subyacente se mantiene en el 2%, lo que limita algo los riesgos.
El mercado de la vivienda es el otro punto de preocupación. La contracción continúa, y es severa. La construcción de nuevos inmuebles residenciales cayó un 18,9% en noviembre, colocándose a su nivel más bajo desde 1959. Y los permisos para lanzar nuevos proyectos, que ayudan a anticipar la actividad en el sector, cayeron un 15,5%. Los constructores apuestan por liberar inventario.
La recesión que arrancó en diciembre de 2007 está provocando una verdadera sangría en el mercado laboral. El pasado mes de noviembre se destruyeron 533.000 empleos no agrícolas, la mayor pérdida de puestos de trabajo en 34 años. La tasa de paro subió el 6,7%, la más alta desde 1983. El total de desempleados se eleva a 10,3 millones, y 1,9 millones de empleos desaparecieron ya con la crisis económica, que amenaza con ser prolongada.
Y los nubarrones siguen amenazantes en el sistema financiero. Al crédito le cuesta circular por la pérdida de confianza, a pesar de las multimillonarias inyecciones de liquidez. Ante esta situación, el comunicado de la Reserva Federal era clave para intentar adivinar su hoja de ruta. La Fed reiteró que "usará todas las herramientas disponibles" para estimular la economía y estabilizar los mercados.
La respuesta de Wall Street fue positiva, con un alza del 4,2%. La rebaja provocó la mayor caída del dólar frente al euro en un solo día desde que existe la moneda única, hasta 1,41 dólares por euro.
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