_
_
_
_
_
Entrevista:MIGUEL BEATO | Director del Centro de Regulación Genómica de Barcelona

"Las farmacéuticas aún nos ven como vendedores de pastillas"

Miguel Beato (Salamanca, 1939) dirige el Centro de Regulación Genómica (CRG) en el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB). Tras pasar 27 años investigando en Alemania, volvió a España en el año 2000 para crear este centro. Este año ha recibido el premio de la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación (FCRI), no sólo por su labor como investigador en biología molecular, sino también por haber implantado en el CRG un modelo de gestión que le ha permitido saltarse la burocracia y movilizar talento y recursos. Creado en 2000, con participación de la Universidad Pompeu Fabra y del Ministerio de Educación y Ciencia, el CRG es una fundación privada, sin funcionarios y con libertad para gestionar su presupuesto. De los 300 investigadores que trabajan en el CRG, la mitad son extranjeros, de 30 nacionalidades diferentes. Su objetivo es ahora conseguir más capital privado para la investigación.

"La inversión en investigación básica es la más rentable a medio plazo"

Pregunta. Su trabajo se orienta a descubrir los genes que intervienen en diferentes enfermedades y que son posibles dianas terapéuticas, en las que después podrán invertir las farmacéuticas. ¿Cuentan con su apoyo?

Respuesta. Las grandes farmacéuticas son auténticos gigantes que gestionan presupuestos equivalentes a los de muchos países, y les cuesta mucho innovar. Creo que las pequeñas biotecs juegan un importante papel a la hora de innovar.

P. Su centro trabaja para crear su propia biotec ¿Encuentra socios?

R. Nos tenemos que ir fuera porque aquí no los encontramos. La industria farmacéutica local no tiene potencia para generar un medicamento nuevo. Pueden hacer pequeños cambios sobre una fórmula que ya existe, pero no inventar, porque cuesta mucho dinero. Si se fusionasen todas, quizás. Nosotros estamos trabajando con compañías inglesas y americanas, pero para conseguirlo hay que ir directamente a sus oficinas centrales, en Basilea, Boston o Londres. Estas empresas ven a sus propios representantes en España como potenciales fabricantes, empaquetadores y vendedores de píldoras, pero no como interlocutores. Si vamos por esa vía, no tenemos nada que hacer.

P. ¿Y la vía directa, funciona?

R. Las farmacéuticas están trabajando con el MIT, con la Universidad de Harvard, con el London Research Center..., centros que llevan años produciendo ideas y premios Nobel. Nosotros ya estamos publicando en Nature y en otras revistas de referencia, pero tenemos que continuar haciéndolo durante muchos más años, hasta lograr un verdadero descubrimiento.

P. En el CRG también están creando una fundación. ¿Encuentran mecenas en España?

R. Aquí sólo consiguen inversiones privadas los investigadores que tienen pacientes, los hospitales. Pero a nadie se le ocurre invertir en un centro de investigación básica, ni siquiera quien no sabe qué hacer con el dinero. Sin embargo, la investigación básica es la inversión que da más frutos a medio plazo, porque es de donde realmente sale una idea que puede dar lugar a cien aplicaciones. Junto con el CNIO, con Mariano Barbacid, vamos a crear una nueva fundación para la investigación en cáncer. Queremos motivar a la gente y que se den cuenta de que invertir en investigación también es una responsabilidad ciudadana.

P. Pero ya existen otras asociaciones que recaudan fondos para el cáncer.

R. La Asociación Española contra el Cáncer sólo dedica el 8% de sus recursos a investigación básica, mientras que nuestra fundación dedicaría el 100%.

P. El CRG abrió sus puertas en 2002. ¿En qué punto de madurez se encuentra?

R. Todo es todavía muy joven y frágil. Para ser competitivos, seis años de investigación básica no es nada, comparado con los 100 que llevan los buenos centros de Reino Unido. Aún se sabe poco sobre el genoma, pero la tecnología es muy potente y todo avanza muy rápido. Es el momento: o lo hacemos nosotros o lo harán otros.

Miguel Beato, en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona.
Miguel Beato, en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona.CARMEN SECANELLA

"Somos una fábrica de científicos excelentes"

Evaluación y excelencia. Ésos son los dos pilares del Centro de Regulación Genómica (CRG) creado en 2002 en Barcelona por Miguel Beato. Tras su experiencia en Alemania, el científico tenía claro lo que quería: "Nuestro modelo es el EMBL de Heidelberg, que lleva 20 años funcionando. Somos una fábrica de científicos excelentes, en la que no pueden quedarse más de cinco años. Sus resultados y objetivos se evalúan continuamente. Si no tuviésemos esa normativa no podríamos renovarnos para avanzar".

Beato es consciente de que se trata de una apuesta atrevida en el panorama científico español. "Realmente no encaja ni con el modelo español, ni con el italiano, ni con el griego, porque la mentalidad es asentarse. Sólo encaja con los países al norte de París. Pero la sociedad española está cambiando. Soy consciente de que en un contexto puramente español este modelo no funcionaría. Ahora vivimos en gran parte de reclutar investigadores extranjeros. A los españoles aún les cuesta aceptarlo porque temen encontrarse sin nada al acabar. Pero lo cierto es que nuestra gente buena tiene ofertas de otros centros. En Barcelona ya hay una lucha por los excelentes científicos".

Para conseguir el nivel de excelencia, cada investigador senior dedica "un 15% de su tiempo". "Ponemos anuncios en Nature, los enviamos a centros punteros, y vamos a los congresos con los ojos abiertos. Luego, para evaluar a los candidatos nos estamos días y días", explica.

Nadie escapa al sistema de control. "A mí me evaluaron el año pasado. Tengo 69 años y me dieron el visto bueno para cinco más. Si todo va bien, hasta los 74 no me vuelven a evaluar, pero creo que empieza a ser momento de retirarme. La renovación es buena y a partir de 2010 empezaremos a buscar sucesor. 2012 será momento de irse".

Antes de ello, se plantea un reto: "Cada vez tenemos menos mujeres en el equipo. Son sólo siete de los 28 jefes de grupo. Entre los estudiantes hay más mujeres que hombres, pero conforme avanza la edad biológica la cifra se invierte. Tenemos que montar una guardería".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_