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La Fiscalía acusará a tres menores de A Illa denunciados por acoso escolar

La acusación pública ve comportamientos punibles por parte de los alumnos

La Fiscalía de Menores de Pontevedra formulará acusación contra los tres menores del instituto de Enseñanza Secundaria de A Illa de Arousa que fueron denunciados por presunto acoso escolar hacia un compañero que intentó suicidarse con una cuerda en el patio del centro, en noviembre del pasado año. Aunque Encarnación Bullón, coordinadora de la Fiscalía de Menores, no ha tipificado los hechos como acoso escolar, sí ha apreciado un comportamiento punible en la actuación de los tres alumnos denunciados hacia su compañero de clase.

La fiscal encargada del caso cree que el episodio que protagonizó el alumno de 15 años descubierto por una profesora con una cuerda alrededor del cuello no fue en realidad un intento de suicidio, sino de llamar la atención, probablemente de sus padres, que se habían separado hacía poco tiempo.

Desvinculan el intento de suicidio de la víctima de los hechos investigados

Después de un año de instrucción del caso y de interrogatorios a los menores y familiares, Bullón ha tenido en cuenta, además, un informe del equipo técnico de la Policía Judicial para tipificar los hechos como faltas, injurias o vejaciones. Según las conclusiones a las que ha llegado la Fiscalía, aunque los tres alumnos denunciados profirieron a su compañero insultos y expresiones ofensivas, estos comportamientos no se valoran como un directo desencadenante del intento de suicidio. Todo apunta a que el incidente que protagonizó el menor durante el recreo, cuando fue sorprendido con la soga al cuello que él mismo había comprado en una ferretería, se produce más bien como consecuencia de un cúmulo de circunstancias que se reducen al entorno familiar, incluso por el deseo del niño de abandonar los estudios.

La denuncia de acoso escolar había sido presentada por el padre, quien declaró que su hijo había sido agredido por sus tres compañeros con un compás en los lavabos del instituto. Incluso llegó a acusar a la dirección del centro de no haberle prestado la asistencia médica necesaria por las heridas recibidas.

También se hizo constar en la denuncia que, tras el incidente del compás, el menor había planteado a su padre su intención de irse del colegio. De lo contrario, "iba a hacer todo lo posible para que lo echaran por el comportamiento que tenían sus compañeros con él".

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La Consellería de Educación no sólo defendió la actuación de los responsables del centro, sino que, además, la calificó de ejemplar. Cuando la dirección del instituto tuvo conocimiento de la pelea, decidió que los cuatro implicados permanecieran durante tres días en sus casas como medida disciplinaria. Desde entonces, no volvió a registrarse ningún incidente entre ellos.

Además, los servicios de orientación, antes del incidente, venían realizando un seguimiento del menor al advertir un cambio en su comportamiento, mayor agresividad y bajo rendimiento escolar. Un estado anímico que, en su opinión, venía motivado por la mala relación de sus padres y por la fuerte discusión que había mantenido semanas antes con su madre.

Desde la separación de sus padres, el joven vivía con su madre, María Dolores Figueira, una mariscadora de A Illa. Su padre, Francisco T., un camarero que reside en Vilagarcía, admitió que no tenía buena relación con su ex mujer y que su hijo sufríoa una depresión y que le había comunicado que quería quitarse la vida.

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