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Javier Coma investiga el sinuoso camino que va de la novela al cine

Al este del Edén, extraordinaria película; pero utilizó sólo la parte final de la novela de Steinbeck, y potenció el papel de Cal para aprovechar el tirón de James Dean. Desayuno en Tiffany's, de Blake Edwards, posiblemente carece del lenguaje poético de la novela de Truman Capote y su atmósfera de libertad sexual, pero a cambio tiene Moon river ¡y a Audrey Hepburn! El viejo y el mar fílmico fue una ilustración digna de la novela de Hemingway, aunque al escritor el pez mecánico empleado en la película (y que se hundió) le parecía un condón.

"Hay traiciones gloriosas y traiciones nefastas", resalta el autor

Todas estas y otras muchísimas historias más están en el nuevo libro de Javier Coma Doctor libro y mister film (Notorius), dedicado a explorar los caminos que van de la novela al cine en el caso de 15 películas célebres del Hollywood de la década de 1920 hasta la de 1960 (el Yoknapatawpha particular de Coma) que versionaron otras tantas grandes obras literarias.

Coma presentó ayer en Barcelona este libro indispensable para cinéfilos y amantes de la literatura rodeado de colegas, entre ellos Juan Marsé y Joan de Sagarra, que le interrumpieron, apostillaron y contradijeron con esa fingida displicencia que adquiere la amistad masculina entre copas, tapas y cigarrillos. El autor justificó el título por lo que denota de transformación, aunque matizó que en ningún caso ha querido sugerir que el filme sea, como Hyde, el malo de la película (y valga la frase).

"Lo interesante es observar todos los factores, industriales, políticos, sociales, que pesan en el camino de la novela al filme y los hacen distintos", apuntó. "Ése es el eje de mi estudio". Coma subrayó: "hay traiciones gloriosas y traiciones nefastas" y explicó cosas tan incoherentes como la negativa de Elizabeth Taylor a salir desnuda de espaldas en una película juzgada tan inmoral como Reflejos en un ojo dorado, de John Huston, basada en la novela de Carson McCullers, y de la que alguien dijo: "Ni siquiera el caballo es normal" (al caballo, por cierto, también lo doblaron).

De Matar a un ruiseñor -de la que Marsé soltó esta perla: "Gregory Peck es un Atticus de planta baja"-, Coma señaló las diferencias entre la novela de Harper Lee, a la que se dice que ayudó Truman Capote, y el filme, del que criticó la música y que el director lo convirtiera, dijo, en una "película de juicio". Coma es tan convincente que uno está dispuesto incluso a perdonarle que tache a Robert Mulligan de "gris".

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