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Vidarte no aclara cómo consiguió Cearsolo la clave para desviar fondos

La comisión de investigación del Guggenheim profundiza en la falta de control

La comisión parlamentaria que investiga el desfalco en las cuentas del Museo Guggenheim Bilbao arrancó ayer sus comparecencias sin conseguir despejar algunas de las incógnitas que rodean el caso, entre ellas cómo el autor confeso del desfalco, el entonces director financiero de la pinacoteca Roberto Cearsolo, se hizo con una serie de claves informáticas para transferir dinero de una cuenta del Guggenheim a otra suya.

Los parlamentarios esperan más de la comparecencia del BBVA y de la BBK

Durante más de siete horas, los miembros de la comisión interrogaron al director general del museo, Juan Ignacio Vidarte; a su subdirector financiero, Andoni Dobaran, y a la asesora jurídica de la pinacoteca y de sus sociedades, Arantxa Odiaga, para esclarecer los pormenores del desfalco de más de medio millón de euros cometido por Cearsolo entre 1998 y 2005. Los tres declararon a puerta cerrada, dado el carácter secreto de los trabajos de la comisión.

Las declaraciones de los tres comparecientes aportaron escasas novedades sobre las explicaciones que ya en su día ofrecieron la consejera de Cultura, Miren Azkarate, y el propio Vidarte en la Comisión de Cultura del Parlamento y en las Juntas Generales de Vizcaya. Sobre todo quedó sin aclarar cómo, por qué y gracias a quién Cearsolo pudo disponer de las claves electrónicas que le dieron acceso a las cuentas del museo en la BBK. El entonces director financiero utilizó una clave diferente a la única autorizada para realizar diversas transacciones a sus cuentas desde los fondos de la Sociedad Tenedora, la encargada de la compra de obras de arte para el Guggenheim. Vidarte, en cuanto apoderado de esa entidad, es el único que dispone de la clave en regla, que no fue la usada por Cearsolo.

Vidarte reiteró prácticamente en su integridad el relato que realizó en su comparecencia ante la comisión de Cultura y añadió que fue el propio Cearsolo quien propuso eliminar las auditorías que se realizaban sobre las dos sociedades de las que sustrajo el dinero. El motivo que adujo fue que prácticamente carecían de actividad y movimientos y se accedió a su propuesta. El sustituto de Cearsolo, Andoni Dobaran, describió cómo descubrió las irregularidades cuando aquél cogió una baja laboral y Vidarte le encargó que preparase una respuesta a los requerimientos de datos del Tribunal de Cuentas.

Al margen del desfalco de Cearsolo y de los fallos en los mecanismos de control que lo hicieron posible, gran parte de las preguntas de los parlamentarios versaron sobre la operación de compra de divisas para pagar la monumental instalación La materia del tiempo, de Richard Serra, que originó un quebranto cifrado en unos seis millones de euros. Vidarte reconoció que fue una operación fallida por la caída del dólar, pero defendió que en el momento en que se adoptó la decisión se presentaba como ventajosa.

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Los parlamentarios albergan más expectativas sobre la comparecencia la semana próxima de responsables financieros del BBVA y la BBK. Ahí esperan aclarar cómo y quién en la caja pudo permitir disponer del dinero a una persona sin firma autorizada.

A diferencia de la comparecencia anterior en la comisión de Cultura, en esta ocasión los parlamentarios se mostraron más incisivos sobre los procedimientos de control que sigue el Guggenheim. Aunque las intervenciones de ayer no aportaran novedades significativas, la impresión de los miembros de la comisión de investigación es que el trabajo va a ser de largo recorrido. Junto con la intervención de los representantes de BBVA y de la BBK, los parlamentarios confían en el interrogatorio a Cearsolo, del que esperan obtener algunas claves para poder desarrollar su trabajo.

Mientras duren los trabajos de la comisión, la dirección del museo y de las dos instituciones públicas que lo financian (el Gobierno vasco y la Diputación de Vizcaya) pondrán bajo los focos sus diez años de gestión, desde que en 1996 se empezó la compra de obras de arte. La investigación parlamentaria se suma a la que está tramitando el Juzgado de Instrucción número 1 de Bilbao, la del Tribunal Vasco de Cuentas Públicas y la que ha emprendido la propia pinacoteca.

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