Las reglas de la UE
En su artículo del 29 de agosto, el ex presidente de Polonia Alexander Kwasniewski da sus particulares y discutibles consejos a los decisores de la Unión Europea en sus futuras relaciones con Rusia, temas OTAN, Cáucaso, países candidatos inclusive. Pero lanza este exabrupto: "¡Qué viejas quedan ahora nuestras recientes obsesiones sobre cuestiones institucionales como el peso de los votos y el tamaño de la Comisión!".
Ignoro si el ex presidente es jurista y si conoce el funcionamiento de la Unión Europea, pero estoy seguro de que como automovilista o peatón sabe que sin reglas de tráfico no cabe circular. El tópico de que los temas institucionales sean abstracciones no se sostiene: establecer reglas -voto mayoritario frente a unanimidad, codecisión con el Parlamento Europeo, comisión viable, etcétera- es posibilitar que las políticas reales salgan adelante.
En las de Exterior y de Defensa, contar con un Míster PESC con poder real, un Cuerpo Diplomático europeo, una Agencia Europea de Defensa, etcétera, es poder articular posiciones y acciones comunes que, libres de tutelas, basadas en el multilateralismo y el respeto a ONU, contribuyan a la paz y justicia internacionales a través del diálogo y los acuerdos con quien sea, por supuesto con Rusia (¡estaría bueno!).
El Tratado de Lisboa es lo nuevo y menos malo, no cejamos hasta su entrada en vigor.