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Reportaje:

Un fastuoso palacete

Paolo Uccello y su célebre obra en la que san Jorge mata al dragón, en el Museo Jacquemart-André de París

Cuando la haussmannización modernizó quirúrgicamente el rostro de París a mediados del siglo XIX, con el objetivo de elevar de categoría la ciudad y convertirla en la capital no sólo de Francia, sino del mundo, muchos fueron los aristócratas y burgueses que quisieron exhibir su estatura social y su poderío económico en los nuevos bulevares crecidos sobre las ruinas de los pueblos limítrofes de la ciudad, y para ello levantaron ostentosos hôtels particuliers, o sea, encopetados palacetes que convirtieron aquellas rutilantes avenidas en lo que Zola llamaría "escaparates de riquezas". Édouard André, heredero de banqueros, oficial brillante y hombre de mundo con una billetera y un corazón sensibles al arte, encargó la construcción de su mansión a Henri Parent, y éste levantó un palacio junto a los Campos Elíseos al más puro estilo Luis XVI que sería presentado en sociedad en 1875. Unos años antes, en 1872, André también había hecho otro encargo artístico, aunque de menor envergadura: un retrato. La pintora a la que le encomendó la tarea, Nélie Jacquemart, disfrutaba entonces de cierto renombre, pero si su figura ha perdurado hasta hoy ha sido porque retratista y retratado se unieron en matrimonio formando una exquisita pareja de coleccionistas de arte.

El Museo Jacquemart-André cuenta con varios gemelos repartidos por distintos países, como la londinense colección Wallace, la neoyorquina colección Frink o el madrileño Museo Cerralbo. Palacios reconvertidos en galerías de arte, museos que atesoran unas enormes y heteróclitas cantidades de arte mayormente importado y de muy variada quilatería. Cada uno de ellos tiene, sin embargo, su propio carácter. En el caso del Jacquemart-André, un marcado carácter teatral, incluso operístico, pues no en vano Henri Patent se quedó el segundo en la convocatoria que hizo la ciudad de París para encargar la construcción de la nueva Ópera, y de algún modo se quitó la espina que le había clavado Charles Garnier diseñando el palacio que se alza en el número 158 del tan proustiano bulevar Haussmann.

Concebido como vivienda-museo, pero también como fastuosa sala de fiestas dispuesta para congregar al tout-París, el palacio y su fabuloso atrezzo resultan deslumbrantes de principio a fin, desde el gran salón hasta las estancias privadas. Y si la pintura dieciochesca francesa, con obras de Chardin o Fragonard, se reparte entre el salón de pinturas, el gabinete de trabajo y el boudoir, la pintura holandesa, con telas de Van Dyck, Frans Hals o Rembrandt, se concentra en las paredes de la biblioteca, en cuyo centro Nélie Jacquemart dispuso, dentro de una vitrina octogonal, sus miniaturas egipcias.

Édouard y Nélie fueron unos apasionados coleccionistas de obras del Renacimiento italiano. Él sentía debilidad por los artistas venecianos del siglo XV, y a ellos les dedicó una sala con cuadros de Mantegna, Bellini o Carpaccio. Nélie, en cambio, sentía devoción por la Escuela de Florencia, selecta y espectacularmente representada con óleos de Botticelli, Botticini, El Perugino y con el muy famoso cuadro de Paolo Uccello en el que san Jorge atraviesa con su lanza la boca y el cuello del dragón. La sala de las esculturas renacentistas brilla con la misma intensidad, con obras de Francesco Laurana, Luca della Robbia o un bajorrelieve en bronce de Donatello, representando el martirio de san Sebastián, que corta la respiración.

Y aún hay más: el jardín de invierno es un palacete en el que no falta la vegetación exótica y una imponente escalera decorada con frescos de Tiepolo.

Ahora sí, llega el momento de despedirse. Y la mejor manera es tomar un café crème en el salón de té. Y qué salón, con los personajes pintados por Tiepolo asomados a la balaustrada del techo, pendientes de las conversaciones que tienen lugar a sus pies.

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» Julio José Ordovás (Zaragoza, 1976) es autor del libro Papel usado (Eclipsados, 2007).

Una antigua estación de tren convertida en museo, referencia artística y cultural de la margen izquierda del Sena.Vídeo: CANAL VIAJAR

Guía

» Museo Jacquemart-André (0033 145 62 11 59; www.musee-jacquemart-andre.com). 158, Boulevard Haussmann. Abierto todos los días del año de 10.00 a 18.00. La entrada para ver la exposición permanente y la temporal, con audioguía, cuesta 10 euros. Visita guiada, 13. El café abre de 11.45 a 17.00 y sirve almuerzo (hasta las 15.00) y merienda. Los domingos, de 11.00 a 15.00, sirven un brunch por 26 euros.

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