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Columna
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Equiparación

Excelente noticia la anunciada esta semana por la consejera de educación, Teresa Jiménez, y los principales sindicatos de la enseñanza. De manera gradual a lo largo de próximos tres años los 16.000 profesores de los colegios concertados van a equiparar sus salarios con los profesores de la enseñanza pública. Es una noticia muy importante, conseguida tras unas largas luchas obreras por un colectivo marginado que al grito de "A igual trabajo, igual salario" ha obtenido lo que pretendía. Las luchas del proletariado es lo que tienen, que aunque largas se consiguen cuando la causa, como en este caso, es justa. Ocurrió con la jornada de 8 horas o con la supresión del trabajo infantil. Las luchas obreras triunfan después de largas movilizaciones de los obreros de la enseñanza concertada, que han sabido dirigir sus reivindicaciones hacia la Junta de Andalucía en lugar de hacia las congregaciones religiosas que les dan empleo. Creo que ya puestos en materia de equiparación deberíamos ir hacia la igualdad total entre los profesores de la pública y la privada. Si ya hemos conseguido que los profesores de la privada ganen lo mismo que los de la pública gracias a la generosidad de la Junta de Andalucía, ahora debemos extender esta igualdad para ir a la equiparación total.

Está el pequeño asunto de los diferentes destinos de los profesores de la pública que, primero como interinos y luego como provisionales, van de pueblo en pueblo hasta alcanzar el destino más cercano a su hogar. No sé muy bien si podemos lograr la equiparación por la vía de que los de la concertada vayan de colegio religioso en colegio religioso durante varios años o directamente eliminar el mecanismo en la pública. La itinerancia en la privada tiene la parte positiva de que los profesores podrían conocer la geografía andaluza y diferentes comunidades religiosas para saber si es verdad que las monjas son distintas de los curas o si los salesianos difieren en algo de los marianistas. De esta manera los profesores de la concertada se equiparan con los de la pública, aprenden un poco de la Andalucía profunda y completan su formación en materia religiosa. Como todo el mundo sabe no hay nada más diferente que los jesuitas y el Opus, por mucho laicismo que promueva el Congreso Federal del PSOE.

Luego está el sistema de acceso. Es muy complejo establecer oposiciones para cubrir las plazas en la concertada porque no se sabe muy bien cómo hacerlo ¿sería una oposición única para todos los colegios religiosos?¿habría un examen por centro?¿sería un examen por congregación religiosa para todos sus centros de la Comunidad? ¿cuánta religión habría que saber?¿sería necesario demostrar "tres dedos de tocino de cristiano viejo" como se dice en el Quijote? ¿hay que saberse las encíclicas? ¿es necesaria la comunión diaria o basta la misa semanal? Quizás se podría ir a la equiparación por la vía de cambiar los sistemas de acceso en la pública para hacerlos igual a los de la privada concertada. Por ejemplo: los directores elegirían de manera directa a los profesores de entre ex alumnos o familiares. El problema que se plantea es ¿familiares de quién? En la privada es fácil: de los religiosos propietarios del centro. Pero en la pública ¿qué haríamos? ¿familiares de los dirigentes del partido que gobierne la Junta en ese momento? ¿eso sería nepotismo o equiparación? Lo que está claro es que por esta vía eliminamos las molestas oposiciones, ya que al equiparar a los profesores de la pública y de la concertada, todos iguales en los mecanismos de acceso. Y si no hay oposiciones, hay elección directa. Si en la privada se seleccionan a base del ideario del centro, en la pública se puede hacer sobre los partidos de turno en el gobierno, que es lo más parecido. Por último está el asunto de si el dinero que va a poner la Junta para esta muy justa equiparación va a salir de los recortes de plantilla en los centros públicos o de la supresión de las comisiones de servicio que se han puesto en marcha.

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