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Entrevista:JOSÉ BERGUA | Cooperante de Unicef en Harare

"500.000 personas se han quedado sin ayuda de las ONG"

José Bergua, de 40 años, es zaragozano, pero aún no ha pisado la Expo. Está en Harare, la capital de Zimbabue, tratando de encontrar un resquicio -aunque sea pequeño- para hacer llegar algo de ayuda a la gente pese al bloqueo impuesto por el Gobierno. "Mi esposa y mis hijos acaban de marcharse por si acaso, pero nosotros seguiremos trabajando mientras podamos", explica en conversación telefónica.

A principios de mes, el Gobierno de Robert Mugabe puso en cuarentena a todas las ONG. Les acusó de formar parte de un compló al servicio del imperialismo. Muchas hicieron las maletas, pero Bergua, el responsable de protección infantil de Unicef en el país, se quedó. "Alrededor de 500.000 personas podrían quedarse sin ayuda y ello afecta sobre todo a los más necesitados: enfermos, mujeres y niños", explica, y añade: "Se está limitando la ayuda y las posibilidades de hacer cosas, pero no puede decirse que hayan expulsado a las ONG, porque seguimos trabajando".

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ZANU-PF, el partido de Mugabe, perdió las elecciones de marzo pese a tener prácticamente el monopolio de la distribución de alimentos en un país hundido por la crisis económica, especialmente en las zonas rurales. Los sectores duros del régimen señalaron a las ONG como competencia en la distribución de alimentos y las acusaron de tener una "agenda oculta" a favor de la oposición. El resultado fue congelar la mayoría de sus actividades hasta después de la segunda vuelta electoral, prevista para el viernes.

"La gente se apoya en mecanismos muy básicos para sobrevivir, como vender cualquier cosa en la calle a la salida del trabajo", cuenta Bergua, "pero la mayoría vive del dinero que los emigrantes mandan a la familia". Se estima que el 25% de los 12 millones de zimbabuenses se han exiliado desde 2000. "La situación ha empeorado muchísimo en el último mes", concluye.

Arriba, un agricultor y su familia, en la granja en la que cultivan maíz y judías en el distrito de Masvingo.
Arriba, un agricultor y su familia, en la granja en la que cultivan maíz y judías en el distrito de Masvingo.ASSOCIATED PRESS
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