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Los bancos británicos podrán canjear hipotecas por bonos del Tesoro

El Banco de Inglaterra destina 64.000 millones a garantizar la liquidez

Las estrictas condiciones impuestas por el Banco de Inglaterra para poder acogerse al nuevo sistema para proporcionar liquidez al sistema bancario mediante el intercambio de activos por deuda del Tesoro enfrió ayer la euforia provocada la semana pasada por las primeras noticias sobre el plan.

Aunque la entidad emisora anunció ayer que el nuevo sistema no tiene límite y que los intercambios podrán superar los 50.000 millones de libras (64.000 millones de euros) si es necesario, los bancos británicos cotizaron ayer a la baja en la Bolsa de Londres al conocerse la letra pequeña de la propuesta.

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En síntesis, el nuevo sistema de liquidez, que entró en vigor ayer mismo, permite a los bancos británicos intercambiar ciertos activos (como deuda hipotecaria y otros activos titulizados dañados por la crisis) por bonos del Tesoro. Se trata de intercambiar activos que en la actualidad no pueden ser convertidos en líquido debido a la falta de confianza en el sector, por títulos garantizados por el Tesoro británico y por tanto con liquidez garantizada.

El objetivo del nuevo mecanismo es doble: por un lado devolver la confianza al sector y facilitar los préstamos entre entidades, y por otro permitir que la banca traslade a los consumidores de nuevas hipotecas las recientes bajadas de tipos. A pesar del recorte del precio del dinero oficial, en la práctica el Líbor (tipo de interés en el mercado interbancario de Londres) tiene tendencia alcista y los consumidores no encuentran hipotecas o son más caras de lo esperado.

Pero aunque la iniciativa ha sido bien recibida en la City, las estrictas condiciones impuestas por el Banco de Inglaterra fueron recibidas con bajadas en la Bolsa. La caída más pronunciada la sufrió el Royal Bank of Scotland, que cayó un 4,2% por el efecto combinado del anuncio del Banco de Inglaterra y su propia iniciativa, confirmada ayer, de ampliar su capital en unos 14.000 millones de euros al cambio para obtener liquidez. Barclays cayó un 3,1%, HBOS un 1,5% y HSBC un 1,2%.

La banca se ha visto algo decepcionada porque el nuevo sistema no es exactamente gratis. Ya se esperaba que el banco exigiera que los activos a canjear tuvieran una calificación AAA, como ya sucedió en EE UU en una actuación similar de la Reserva Federal, el banco central norteamericano. El Banco de Inglaterra exige también el pago de un cargo a costear por el banco para cubrir el diferencial entre el Líbor a tres meses y el interés de los bonos del Tesoro a tres meses. El actual diferencial es de un punto.

Asimismo, el banco central exige que por cada libra de títulos que entreguen los bancos reciban una porción significativamente más baja de papel del Estado, entre un 12% y un 22%, según los productos y periodos de vencimiento. Y, en tercer lugar, exige que las valoraciones de los títulos a intercambiar se hagan a precios de mercado, que en estos momentos están a la baja precisamente por la crisis de liquidez. Cuando no haya mecanismos para establecer el valor de mercado, el precio será establecido por el banco emisor. Éste se reserva, a su vez, el derecho a rechazar cualquier activo que se le proponga canjear, sin tener que dar explicaciones.

Las condiciones draconianas impuestas por el Banco de Inglaterra son probablemente consecuencia de las exigencias del Tesoro y su máximo responsable, el canciller del Exchequer Alistair Darling, de que el nuevo sistema sea neutral para los contribuyentes y no se convierta en un sistema encubierto de ayudas públicas a bancos en crisis. El gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, declaró ayer que el sistema "está diseñado para mejorar las posiciones de liquidez de la banca y aumentar la confianza en los mercados al tiempo que se asegura que sigan siendo los bancos quienes corran con los riesgos de los préstamos que hacen".

El banco ha anunciado un primer periodo de emisiones de seis meses, ampliable en otros seis meses, y el intercambio de activos tendrá una duración de un año, ampliable a tres.

Para evitar que los bancos que se acojan al nuevo sistema de canje se conviertan en blanco de sospechas, el Banco de Inglaterra no divulgará las cantidades de activos que intercambia con cada entidad y no hará pública la cantidad total de emisiones hasta transcurridos los primeros seis meses de su puesta en marcha.

Alistair Darling, ministro de Finanzas británico, a su llegada ayer al Parlamento.
Alistair Darling, ministro de Finanzas británico, a su llegada ayer al Parlamento.AFP

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