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Montobbio aboga por un nuevo orden mundial

La Tierra vista como una nave en la que la humanidad se desplaza por el tiempo y el espacio con la obligación de dejarla en las mejores condiciones para los tripulantes futuros. Esta metáfora sustenta buena parte de las reflexiones que traza el diplomático Manuel Montobbio en el ensayo Salir del callejón del gato. La deconstrucción de Oriente y Occidente y la gobernanza global (Icaria), que ayer presentó en la sede de la Fundación Cidob -un centro de investigación especializado en relaciones internacionales- en compañía de Narcís Serra, economista y ex ministro de Defensa; Xavier Vidal-Folch, director adjunto de EL PAÍS, y Fred Halliday, profesor de la institución.

El autor defiende en su libro que un mundo globalizado como el actual necesita un nuevo orden mundial que lo gobierne. Pero para lograr ese objetivo, dentro de una tradición liberal y con un espíritu enmarcado en la corriente de pensamiento del internacionalismo realista, se deben destruir viejos prejuicios y conflictos culturales, muchos de ellos basados en una empobrecedora concepción de la identidad. En su intervención, éste fue uno de los aspectos de la obra subrayados por Vidal-Folch, que coincidió con el ensayista en lamentar que "las identidades se conviertan en contratos de nación".

Contra el reduccionismo

En oposición a ese reduccionismo, Montobbio sostiene que todas las identidades son múltiples y anhela un orden mundial basado en cuatro pilares: democracia, desarrollo, paz y cultura. Y como pasos previos imprescindibles, deconstruir las ideas preconcebidas sobre Oriente, convertidas en puras deformaciones de la realidad, y abandonar el paternalismo que deriva en pulsiones colonialistas. "Si el cambio climático afecta a todo el planeta, todos tendríamos que tener el derecho a codecidir", apuntó el autor como ejemplo.

Halliday constató en su parlamento la existencia de diversas reflexiones teóricas, basadas en el entendimiento y las soluciones realistas, que señalan el mismo camino descrito en la propuesta del diplomático, exenta de cualquier atisbo de imposición. "Las utopías que se imponen, matan", aseveró, antes de concluir que se debe celebrar la diferencia, pero sin caer en antagonismos.

Serra alabó que en su análisis el autor abarcase fuentes muy distintas -desde el pensamiento político actual a las obras de María Zambrano- para trabar sus ideas; un rasgo recomendable, a su juicio, para ser un buen experto en relaciones internacionales. Ésa es precisamente la misión del Instituto Barcelona de Estudios Internacionales, que depende del Cidob y que tiene previsto ampliar sus instalaciones con un edificio de nueva planta en la plaza de los Àngels, cerca de los equipamientos que la fundación tiene en la calle de Elisabets.

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