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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La mala conciencia

Existe un tipo de mala conciencia de clase o social que tiene que ver con esa condescendencia con la que tratamos a los más desfavorecidos y nos hace ser más simpáticos con, por ejemplo, un lisiado o un negro. Pau Miró, autor y director de Singapur, adolece de esa mala conciencia en, al menos, la primera y segunda parte de las tres que componen su última obra. Planteado como un recorrido físico en paralelo al recorrido emocional de uno de sus protagonistas, el montaje tiene lugar en tres espacios distintos de la Sala Beckett. L'home de les sabates blanques nos introduce en los avatares por los que pasa un inmigrante senegalés a su llegada clandestina al puerto de Barcelona; El bosc sigue con la historia del inmigrante para hablarnos de su relación con una joven catalana que sufre trastornos mentales e introducirnos la figura del padre de la chica; Singapur deja de lado a la pareja y se centra en el padre y en una amiga de la hija.

SINGAPUR

Autor y director: Pau Miró. Intérpretes: Amedé Nwatchok, Laia Martí, Ferran Rañé. Espacio escénico y vestuario: Pi Piquer. Sala Beckett. Barcelona, 10 de enero.

La trama, en su conjunto, nos habla de un mundo hostil, como comenta Esteve Soler en el prólogo de la pieza. Y habla también de unos personajes que, en palabras de Soler, "saben ver la poesía" en esa hostilidad. Y es cierto, sólo que a menudo esa poesía es tan forzada que no parece ser el producto del desarrollo de una idea, sino su origen. A modo de reflexiones, los personajes expresan pensamientos que más que formar parte de ellos mismos forman parte del autor. A ese lirismo impuesto y algo cargante se suma, en las dos primeras partes, esa mala conciencia que comentaba al principio y que hace que el inmigrante negro sea educadísimo, honestísimo, correctísimo, todo un gentleman de color, a pesar de las dificultades por las que ha tenido que pasar.

La tercera parte y la que da título a la pieza se distancia de las dos anteriores en gran medida porque el inmigrante no interviene y porque parece, dada su fórmula, una versión teatral de la película Lost in Translation: habitación de hotel en el Lejano Oriente que acoge la relación incipiente entre un hombre maduro y una chica joven que podría ser su hija. Será por el link con la película, por cómo resuelve el vínculo entre los personajes y, desde luego, por cómo los intérpretes se desarrollan en ellos (estupendos Ferran Rañé y Laia Martí) que, de las tres, ésta es mi favorita.

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