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Francia y España estrechan lazos culturales

La llamada "sociedad civil" se moviliza. En Francia y en España. Aprovechando para discutir, en paralelo a los acuerdos de carácter político firmados por ministros de ambos países, ayer, en París, acuerdos de cooperación cultural entre creadores de ambos lados de los Pirineos.

La iniciativa más destacada o visible puede que sea una exposición que ponga en relieve el patrimonio cultural, histórico y humano compartido a partir de la obra concreta de dos grandes figuras del arte del siglo XX: Pablo Picasso y Julio González. En 2008 se cumplirán 80 años de la colaboración concreta entre los dos españoles que se hicieron célebres en París. En 1928, Picasso acudió al taller de González para aprender a trabajar el hierro y, sobre todo, el tipo de soldadura que el segundo dominaba gracias a su experiencia laboral en un taller automovilístico. Anne Baldassari, directora del Museo Picasso de París, y Consuelo Ciscar, al frente del IVAM valenciano, garantizan la disponibilidad de un material conjunto de gran calidad. Otra gran exposición para el año en curso sería la titulada Miradas cruzadas y que reunirá a artistas de los dos países interesándose por sus vecinos. Queda pendiente de definición el limitar quizá los años sujetos a comparación y el circunscribir los temas a explotar.

Por otra parte, distintas televisiones autonómicas, así como algunas privadas, han manifestado su interés por establecer vías de intercambio con el canal franco-alemán Arte en la línea de lo ya iniciado con las serie Architectures o Apostrophes que, de la mano de Gonzalo Herralde, se han difundido en España y Latinoamérica en versiones adaptadas a un público específico. El calendario ha impuesto también algunos temas. El 70º aniversario del mayor exilio que ha conocido España, el de 1939, forzará una reflexión conjunta sobre la frontera que abarcará de 1936 a 1945. Es decir, desde la huida hacia Francia de quienes querían escapar de la guerra o de la persecución religiosa hasta quienes cruzaban los Pirineos en sentido inverso, huyendo de la persecución nazi o buscando refugio en la "no beligerancia" franquista.

Otro tema que exige el calendario es el bicentenario de la Guerra de la Independencia, una guerra explicada de manera bien distinta por unos y otros. En ese caso se pretende fomentar el debate académico y liberar la celebración de toda ganga ideológica.

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