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Entrevista:JOSÉ MARÍA BARJA | Rector de la Universidade da Coruña

"Se acabó que una carrera de cinco años se haga en diez"

Catedrático de álgebra, lo suyo no son las palabras sino la informática, de cuya facultad era el decano hasta ser elegido rector en 2003. Barja (Mondoñedo, 1951) afronta ahora su segundo mandato al frente de la Universidad de A Coruña con retos de muchas transformaciones.

Pregunta. Su reelección se decidió por amplio margen, pero las cifras de participación, apenas 4.444 votantes de los 23.502 censados, son muy bajas, sobre todo entre los estudiantes.

Respuesta. Es un problema de la universidad en todos los campus, y también de la juventud en general. Es una baja participación, pero hay que valorar que el 90% de los funcionarios doctores, que en la ponderación del voto representan el 51% de los sufragios, fueron a votar. En 2003 el alumnado se movilizó mucho más porque había un cambio claro de modelo y estábamos en pleno debate sobre la LOU. Y era la primera vez que se elegía rector por sufragio universal, y no como antes en un claustro de 300 personas.

"¿Una universidad pública debería renunciar a Filosofía o Metafísica?"
"La Universidad de A Coruña es la única en Galicia que creció en estudiantes"

P. Entre los pocos alumnos que votaron, hubo un 12% de papeletas en blanco.

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R. Esos sufragios son de personas que no están conformes. La universidad es en esencia crítica y nosotros pedimos un apoyo crítico a nuestra candidatura. Vamos a hacer una lectura pausada de los resultados y rectificar en lo que haga falta.

P. ¿En qué aspectos cree que debe cambiar?

R. Vamos a rectificar o incidir en aspectos que en estos cuatro años no tuvimos tiempo de abordar. Gestionamos la Universidad a partir de lo que nos encontramos, cuando llegamos en 2003, y la verdad es que no había gran cosa. Nos encontramos, como se suele decir, con los ordenadores vacíos. Abordar ese traspaso nos llevó un tiempo, por eso sabíamos desde el principio que un mandato iba ser corto para hacer todo lo que queríamos hacer. Hubo cambios importantes: saneamos las cuentas y empezamos una transformación de la universidad que ahora, en este segundo mandato, queremos completar.

P. ¿Dónde están los puntos más débiles?

R. Tenemos que incidir más en la participación estudiantil, en fomentar el asociacionismo e implicar al alumnado en la vida y la organización de la universidad. Y fallamos en movilidad. Recibimos más estudiantes Erasmus de los que salen fuera y en eso también tenemos que trabajar. Y luego, en estos días de campaña, en mis charlas con profesores y estudiantes noté que aún no hay mucha conciencia del gran cambio que se avecina con la reestructuración de los grados y de las titulaciones.

P. No sólo eso, sino incluso supresión de carreras sin un mínimo de alumnos.

R. Le daría la vuelta a ese planteamiento. No se trata de suprimir titulaciones por falta de estudiantes, sino de pensar en cómo mejorar las carreras con poca demanda. ¿Una universidad pública debería renunciar a Filosofía o Metafísica? Creo que no, la universidad pública debe ofrecer esas titulaciones, con un plan de viabilidad que garantice su utilidad y demuestre que son imprescindibles.

P. ¿Habrá que reorganizar las carreras tratando de especializar más cada campus?

R. Sí. Históricamente y de forma natural, cada una de las tres universidades gallegas ya se va especializando. La de A Coruña se caracteriza por ser la que tiene más escuelas técnicas y universitarias. Pero también hay muchos másteres intercentros, y eso es bueno.

P. ¿Tiene cabida la reivindicación de una Facultad de Medicina para A Coruña, la de compartir con Santiago el ciclo clínico?

R. Nosotros nunca renunciamos a esa demanda. Pero es el Estado el que marca cuántos médicos se necesitan. Y hay que hacer las cosas paso a paso. Primero habrá que cambiar todas las titulaciones para adaptarlas al espacio europeo, y sólo después estudiar cuáles hay que crear.

P. ¿La Universidad de A Coruña sufre agravios con las de Santiago y Vigo? ¿El plan gallego de financiación es discriminatorio?

R. No es el mejor, ni el que hubiéramos deseado. Pero aun así conseguimos cosas importantes, como establecer un coeficiente de nivelación en el reparto de ese dinero. La Universidad de A Coruña es la única en Galicia que incrementó el número de sus estudiantes. Y en el primer y segundo ciclo, sólo estamos a 4.000 alumnos de la de Santiago. Eso debería tomarse en cuenta.

P. ¿Es posible la calidad con su propuesta de congelar tasas?

R. Las tasas de matriculación no pueden estar aumentando continuamente. No son las que costean los gastos de una universidad. Y la transformación de las titulaciones obligarán también a establecer criterios de eficiencia, controlar en cada momento los resultados en cada grado de enseñanza y suprimir titulaciones si no funcionan. No puede ser que un alumno haga una carrera de cinco años en diez. Eso se acabó. Ese es el cambio que viene. Los profesores deberán adaptarse y sobre todo los alumnos a esas nuevas exigencias.

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