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Columna
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Periscopio en la calle

Un año más, el fotoperiodismo está presente en distintos lugares de la capital alavesa. Vitoria se convierte estos días en cita ineludible para quienes gustan de este tipo de fotografía informativa. Dentro de la programación encontramos una oferta muy variada. Reporteros clásicos se codean con otros más jóvenes, mostrando cada cual su manera de ver el mundo. La calidad de sus imágenes conforma un evento especialmente atractivo. Resulta muy próximo a la ciudadanía por mostrar generalmente aspectos de la vida cotidiana de uno u otro país. En otros casos, la familiaridad llega a través de la actualidad de la que se tienen referencias abundantes a través de la radio, la televisión o la prensa escrita.

La oferta resulta amplia y variada, por lo que conviene visitarla en distintas etapas. Lo primero que llama la atención es cómo esto que puede considerarse un festival de la fotografía de prensa ha saltado a la calle. Por un lado, encontramos los carteles anunciadores colgados de las farolas de alumbrado público, algo obligado cuando las instituciones locales están implicadas en un evento que se desea trasladar al publico más numeroso.

A ello debemos añadir algunos itinerarios callejeros. El que nos lleva hasta el Portal de Betoño nos enseña en este lugar unas impactantes imágenes en gran formato de Juan Valbuena. Con cierto tono decadente, muestra aspectos de la precaria pesca tradicional en Brasil o el paisaje urbano de Palermo, donde todo evoca a misterio e intriga mafiosa.

La plaza de la Virgen Blanca, el centro de la ciudad, aprovecha el vallado que rodea su actual reforma para convertirlo en un enorme escaparate para las fotografías de Ahmad Massoud. Este corresponsal de Reuters en Afganistán nos enseña distintos matices de este territorio, donde los aspectos cruentos de la guerra dejan paso al protagonismo de todos los días. Así, encontramos al vendedor callejero de peces mascota, hombres a caballo compitiendo deportivamente para conseguir un cordero o una cabra de premio, un soldado británico bromeando con un niño o una mujer con delicado burka azul cuyo color e indumentaria contrastan con la de una hilera de guardias anti-disturbios vestidos de negro y embozados por los cascos que ocultan sus caras.

Finalmente, este asalto a la calle de la fotografía de prensa entra también en los bares, cafeterías, restaurantes y otros locales públicos hasta alcanzar un número superior a los setenta. Todos con su pequeña o gran exposición con título y firma de autor. Después de este recorrido el visitante queda dispuesto para seguir viendo fotografías en salas más renombradas. En ellas encontraremos a una serie de autores de prestigio reconocido que ofrecen otros placeres.

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