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Los ricos también lloran

... Y Esperanza Aguirre, obviamente, dijo "sí quiero" a la eliminación del impuesto de patrimonio. Quizás ella -que tiene un importante patrimonio, palacetes de altos techos que sus retribuciones como presidenta apenas le dan para la calefacción; ella que no llega a fin de mes- tuviera muy clara su posición. Tanto como los del otro lado de la balanza, las miles de personas con 340 euros al mes de renta mínima de inserción.

He seguido con atención la batalla que se libra, de forma taimada pero contundente, frente a la carga fiscal sobre las ganancias de capital y especialmente, cómo se ha ido de forma inversa impulsando una carga mayor sobre las rentas del trabajo, intentando que sea tendente a eliminar sistemas de progresividad, de justicia redistributiva, llegando algunos sectores bancarios (autodenominados "progresistas", antes de marzo de 2004, "institucionales" después) a impulsar tipos lineales, únicos o de tramos reducidos, como culmen de la contienda.

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Si hubiera sido cuestión baladí, habría obviado opinar, pero hablar de la financiación del Estado y sus sistemas tributarios, nunca ha sido cuestión menor para quienes aspiramos a transformar la sociedad desde la izquierda. El impuesto de patrimonio aporta más de 430 millones a la región y como se cita en la exposición de motivos de la Ley de 19/1991 no se reduce al control censal, sino que es complementario del IRPF y de carácter redistributivo.

Se descalifica el impuesto de patrimonio porque, según dicen, constituye una doble imposición con respecto al IRPF, al ser el patrimonio de rentas acumuladas. Pero, entonces, tendríamos que afirmar lo mismo del IVA y de los impuestos especiales, pues los recursos que se gastan han sido antes rentas y, por tanto, gravados como tales. Una concepción tan abusiva de la doble imposición nos conduciría a la conclusión... ¿sólo debe existir un impuesto?

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¿Es una visión aceptable para la izquierda que cada vez se graven más las rentas del trabajo? ¿Es una visión aceptable desde la izquierda que las del patrimonio y que incluso hasta las ganancias del capital apenas tributen? Si quitamos el impuesto de patrimonio, ¿cómo se gravarían bienes suntuarios, como vehículos, pieles, joyas, obras de arte, o improductivos que no generan ingresos, y que nunca gravaría el impuesto sobre la renta? Quizás tenemos que evaluar globalmente el conjunto del sistema tributario, pero generar un debate de sólo un impuesto, además de un error, es una gran trampa en términos intelectuales.

Por las mismas razones, se podría eliminar directamente el IRPF, pero cuando se argumenta que el impuesto se va a eliminar de Francia o Suecia, me pregunto si tiene algo que ver que en ambos países ha ganado la derecha recientemente. Las influencias de los New Wealthy sobre algunos dirigentes de la izquierda no es algo moderno o nuevo, sino lamentablemente hoy, algo posible. ¿No sería más interesante analizar el diferencial ritmo de aumento de rentas (salarios) y de patrimonio (viviendas, el componente más importante de la riqueza de los hogares) en los últimos 10 años?

El poder del Estado no es producir directamente la riqueza, es crear un marco regulatorio que haga previsión y asegure la generación de la riqueza para redistribuirla. Se argumenta incluso que las grandes fortunas eluden este impuesto con Sicav o empresas patrimoniales. ¿Es que el Ministerio de Hacienda y la Agencia Tributaria no persiguen e incluso permiten a contribuyentes desarrollar entramados de ingeniería financiera para evadir su contribución? Quiero suponer que no. Desde luego, la posición del ministro Pedro Solbes ha sido clara. Sería razonable elevar el mínimo exento sin eliminar el impuesto de patrimonio.

Pareciera que últimamente defender que hacienda somos todos o la sanidad o la educación pública desde un Estado fuerte es una irreverencia. Quizás el pensamiento único y la excesiva profesionalización de los partidos, donde el silencio y sumisión es un valor en alza, amordace el debate. Algunos quieren difuminarse con la sociedad, por injusta que sea, otros seguiremos defendiendo transformarla. ... quizás ahora Esperanza Aguirre ya llegue a fin de mes.

José Cepeda es diputado regional del PSM.

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