_
_
_
_
_
Reportaje:Mercè 2007

Melancolía urbana y rimas

Travis, El-P y 7 Notas 7 Colores cierran la programación del BAM

La melancolía y la ternura no suenan, a priori, muy multitudinarias, pero la presencia anteanoche de Travis en el escenario de cervezas Damm, trastocó esta idea en la última jornada de fiesta musical de la Mercè 2007. Bajo el paraguas del BAM, por segundo año la marca cervecera estableció un escenario en la calle de Rosselló, y por allí pasó un gentío que ocupó esta vía entre las calles de Cartagena y de Dos de Maig. Más tarde fue de nuevo el recinto del Fórum el que acogió el mayor gentío de la jornada con el hip-hop de El-P y de 7 Notas 7 Colores los reclamos más sugestivos. Y así, a ritmo de hip-hop, mientras actuaba El-P, los responsables del BAM, del Instituto de Cultura de Barcelona y el concejal de Cultura, Carles Martí, festejaron con un pastel los 15 años de festival.

El BAM tuvo en Travis una de las bandas más populares del cartel, dándose la licencia de programar a un grupo que tiene reconocimiento. El pop suave y de tarde tópicamente lluviosa de los escoceses funcionó perfectamente ante una multitud empujada a los arrullos por la musicalidad del grupo. Antes, la asistencia tuvo la oportunidad de ver la nueva cara de Barcelona, y no precisamente la incívica, maleducada y falta de valores. El grupo 08001, banda en la que se alternan hasta cinco vocalistas procedentes de medio mundo, irradió el puré cultural de la nueva Barcelona con algunas canciones estimables. Acentos jamaicanos, andaluces, magrebíes, londinenses y africanos al servicio de una idea de globalidad que no exige el aniquilamiento de lo diferente, sino su encumbramiento. Y si alguien no lo veía claro, la Damm vendía cerveza a euro el vaso, un precio que ahuyentó a los lateros de la zona.

Tras un frugal paso por la plaza de Joan Coromines, donde Madee presentaban su último disco entre espirales de tensión dramática, el Fórum encumbró al hip-hop. Por un lado de la mano de El-P, músico que aborda el género desde la heterodoxia rítmica, textual y estética. Bases ponzoñosas, palabras afiladas y dicción apresurada, aunque no atropellada, se impusieron ante un número de personas no llamativo, pero sí impensable hace pocos años. Tras la actuación en el escenario principal de DeLuxe, el apañado proyecto del gallego Xoel López, la atención se volvió a concentrar en el escenario Forum, donde reaparecía 7 Notas 7 Colores, el proyecto de Oliver que encumbró el rap barcelonés en tiempos de los pioneros.

El concierto del recitador de El Prat no fue todo lo brillante que podía esperarse, porque Oliver, algo justo de voz, no la proyectó lo suficiente como para imponerse sin el voluntarioso concurso del público por disfrutar. Dado que éste, junto al reciente concierto en el Urban Funke, era uno de los pocos recitales en el que se le ha podido ver en los últimos años, Oliver tenía al público ganado de antemano, y lo remató ofreciéndole temas como Puah, Amor y plata, Será mejor, Nikes nuevas y la estupenda Tenemos droga, avance del disco que editará en próximamente.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_