Los espacios luminosos de la fotógrafa Candida Höfer
Vacíos y luminosos. Así son los espacios que fotografía Candida Höfer, que ahora se pueden ver en Caixafòrum, el centro cultural de la Fundación La Caixa en Barcelona, en la exposición Candida Höfer en Portugal. La muestra, abierta hasta el 6 de enero, reúne 30 de las 82 fotografías que se expusieron en el Centro Cultural de Belém de Lisboa, seleccionadas entre los centenares de imágenes que la artista captó en la capital y otras ciudades portuguesas entre 2005 y 2006.
Discípula de los fotógrafos Bernd y Hilla Becher, Höfer (Eberswalde, 1944) se atiene a un método que no admite interpretaciones e impone la contemplación. Todas las imágenes son de gran formato, reproducen espacios públicos, tienen el mismo ángulo frontal y no hay nunca ninguna persona, si bien al ser entornos habitualmente vividos y transitados contienen en sí mismos la sensación y memoria de la presencia humana. La luz -natural o artificial, pero siempre real- llena el espacio por completo. No hay modificaciones de ningún tipo, ni siquiera focos añadidos, tan sólo el uso de equipos de alta calidad y tiempos de exposición larguísimos, que permiten fijar todos los pormenores de la escena y conseguir la extraordinaria sensación que todos los elementos están sumergidos en el mismo baño de luz cenital.
Höfer, que a los centros de poder político o económico prefiere los entornos de interacción social y transmisión del conocimiento, como bibliotecas, teatros, palacios, museos, escuelas e iglesias, ha añadido en esta ocasión un nuevo elemento a su lenguaje iconográfico: los casinos. El terciopelo y los estucos del Teatro Nacional, el diseño vanguardista de la Casa da Música, la mesa del Palacio de Ajuda preparada para un banquete, los mosaicos del Palacio da Bolsa y la austera e imponente nave del Monasterio da Batalha son protagonistas de imágenes de calidad pictórica, que dibujan una nueva imagen de un país cercano y a menudo no suficientemente conocido.
