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Reportaje:

La liberalización musical

El IGAEM y las salas reforman el circuito de conciertos puesto en marcha en 2006

Casi 500 se han presentado a la segunda edición de la Rede Galega de Música ao Vivo. El evento, organizado por el Instituto Galego das Artes Escénicas e Musicais (IGAEM) y la agrupación de salas Clubtura, establece un circuito para conciertos por toda Galicia. Para 2008, serán los 48 locales los que realicen, antes del 15 de septiembre, la selección de actuaciones entre los 486 grupos inscritos.

El pasado año, primero de la experiencia institucional, un jurado se encargó de dividir a los artistas en dos categorías, una de mayor caché que la otra, que luego eran contratados por las salas. "El año pasado, al haber categorías", opina Miguel Mosquera, guitarrista de Ataque Escampe, "los grupos que no eligió el jurado apenas podían encontrar conciertos". La red parecía agotar la capacidad de los locales. Manuel Portolés, compositor, cantante y guitarrista de Niño y Pistola, apreciaba idéntico problema: "Los grupos que quedaban fuera se encontraban con los calendarios de las salas llenos".

"Pasamos de un sistema excesivamente regulado a una selección más salvaje"

Ahora el IGAEM ha prescindido de la selección previa. Las propias salas se encargan de contratar los grupos sin mediaciones. Un mínimo de ocho conciertos por local resultan necesarios para entrar en el circuito y beneficiarse de las subvenciones. "Pasamos de un sistema excesivamente regulado", dice Mosquera, "a un proceso de selección más salvaje". En este tránsito del proteccionismo al liberalismo, el mercado funciona como seleccionador y las salas negocian el caché directamente con los artistas, con un techo de 800 euros de los que la Administración asume el 85%.

Para Leo Fernández Campos, de O Leo i Arremecághona, el nuevo sistema implica ciertos riegos: "Hay grupos con sello y productora que se presentan a la vez que bandas que empiezan; ahí existe desigualdad". Entre las 486 bandas que optan a participar en la red figuran combos procedentes no sólo de Galicia (el 87%) sino también del resto de España, de Portugal, Alemania, Bélgica o Irlanda. "No sé si está tan claro que la Xunta deba ayudar financieramente a grupos de fuera", considera Fernández Campos. Por lo menos las tres cuartas partes de los artistas contratados deberán ser gallegos.

Javier Prado, el hombre detrás del proyecto Moondog Blues Party, no advierte ese peligro: "Al final, el trato último es del grupo con la sala, y a cada local le interesa un estilo diferente". Prado, que critica por discriminatorio el sistema del pasado año, afirma que los combos "deben aprender a moverse" por el circuito de locales. "Quien tenga interés en mover su banda, la Rede Galega lo facilita, también porque ofrece una lista de los lugares disponibles", concluye. Los músicos consultados apuntan hacia el mismo aspecto positivo. Sin embargo, Manuel Portolés, de Niño y Pistola habla de que el circuito "está bien para las bandas que empiezan, que pueden patearse toda Galicia, pero debería haber para salir a tocar por la península".

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