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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

¿A quién le importa el IVAM?

Leí con cierta sorpresa el artículo de la diputada Ana Noguera, en el que reprocha a la consejera de Cultura que no haya destituido todavía a doña Consuelo Ciscar. Si tanto preocupa a los socialistas la situación del IVAM, lo propio hubiera sido esforzarse en ganar las elecciones. De ese modo, habrían dispuesto los nombramientos a su gusto y ahora estaría al frente del museo una persona del agrado de la diputada. Pero, después de perder de una manera tan abrumadora, no parece lógico decirle al Gobierno cómo debe comportarse. Hacer oposición y enfadarnos porque las cosas no suceden como a nosotros nos gustaría son cuestiones que no deberíamos confundir.

En contra de la opinión de Ana Noguera, no considero un mal comienzo que Trinidad Miró haya ratificando a la directora del IVAM. Veo en su decisión un gesto de normalidad muy deseable, que me agradaría ver extenderse al resto del país. Me disgustan los políticos que actúan como si la historia comenzara con su nombramiento y hubiera que poner los relojes a cero. ¿Alguien cree que el teatro español funcionará mejor tras la sustitución de José Antonio Campos? Una de las primeras decisiones de Carmen Calvo, como ministra de Cultura, fue despedir a Juan Manuel Bonet de la dirección del Reina Sofía y nombrar a una persona de su confianza. ¿Qué ha ganado el museo con ello?

Hay en el escrito de Ana Noguera una contradicción que no acierto a explicarme. Si todo lo que la diputada afirma sobre el comportamiento de Consuelo Ciscar es cierto -y, probablemente, lo sea- no entiendo que exija su destitución. Lo conveniente, en todo caso, sería alentar su permanencia. De producirse el cese de Ciscar, en estos momentos, transmitiría una imagen de autoridad y eficacia que favorecería al Partido Popular. En cambio, si persiste el deterioro del IVAM y continúan las actuaciones arbitrarias de su directora, los beneficios recaerán del lado socialista. Claro que yo no me haría muchas ilusiones sobre el provecho que pueda reportar el IVAM. El interés por estos asuntos en Valencia es muy superior al resto de la Comunidad, donde tienden a pasar desapercibidos.

Para justificar la confirmación de Ciscar, la consejera de Cultura ha declarado que la directora del IVAM "es una persona con mucha ilusión, que se mueve mucho, y que mueve hasta las piedras". Son unas excelentes cualidades, aunque no sé si las más adecuadas para dirigir un museo. Alguna formación específica en Arte tampoco vendría mal. Pero si a Trinidad Miró le parecen suficientes, no tengo nada que objetar. Si de lo que se trata, como asegura la consejera, es de realizar grandes espectáculos "porque hacen grande a la Comunidad Valenciana, generan riqueza, turismo y dejan mucho dinero", tal vez no se precise mucho más.

No es difícil encontrar motivos para pedir la dimisión de Ciscar, como tampoco encontrar razones para mantenerla en el puesto. Una de las cosas más sencillas en política es justificar los actos. Por eso, si uno pretende atisbar la realidad, debe olvidar los pretextos y mirar más allá de lo que se dice. ¿Qué es lo que queda de este asunto cuando nos olvidamos del pretexto Ciscar? Yo diría que lo único que queda es la falta de interés del presidente Camps por un museo que no sabe cómo utilizar para sus planes. Esa es, en mi opinión, la tragedia que vive el IVAM desde hace tiempo.

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