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Reportaje:Fútbol | Sevilla-Espanyol, la gran final de la Copa de la UEFA

"Lo siento por mi familia"

Velasco no duda del triunfo del Espanyol sobre el equipo en el que se crió

El Espanyol acaba de proclamarse finalista de la Copa de la UEFA. Un móvil suena en el vestuario.

-"Papá, lo siento por ti, pero en esta final voy con el Sevilla".

Es Álvaro, el hijo de cinco años de Juan Velasco (Sevilla, 1977), lateral blanquiazul.

-"Estoy intentando que cambie de parecer. Le he dicho que, si ganamos, estrenamos coche. Pero el niño lo que hace cuando me ve es cantar el himno del Sevilla".

Velasco se hizo en la cantera sevillista, con la generación que sacó Julián Rubio en 1997 y en la que destacaron José Mari o Luque. A todos les tocó emigrar. "Era un Sevilla convulso", dice. El Celta pagó por él 1.000 millones de pesetas. En Vigo vivió 4 años de Copa de la UEFA y uno de Champions y segundazo, cuando bajó el Celta. "Acabé en el Atlético. Allí estuve dos años, hasta que me apartaron del equipo y me mandaron a entrenarme en solitario. Es una situación complicada porque te están colocando la etiqueta de conflictivo o mal profesional. Si a eso unes que nunca he sido amigo de las entrevistas, las expectativas no eran muy buenas. Sin embargo, en el fútbol nos conocemos todos y se sabe quién es buen profesional y quién no. El boca a boca funciona".

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Iniciada la Liga, apareció el Espanyol."Valverde me explicó mi cometido: necesitaban un defensa con experiencia para apuntalar bien la joven defensa del equipo. Jarque, Torrejón o Chica son jugadores que van a dar mucho que hablar. La cantera espanyolista es espectacular. El año pasado pagaron el pato de la inexperiencia y se salvaron del descenso en el último minuto. Si hay algo que me ha sorprendido de este equipo es la normalidad. Aquí todas las semanas salimos a comer o a cenar doce o catorce jugadores. Eso no me ha pasado en ningún club. Además de compañeros, son amigos. Y, sobre todo, gente normal. Nadie se cree especial por ser futbolista".

Lo que sí ha sido especial es el paso europeo del equipo: "No olvidaré la eliminatoria con el Maccabi. El día antes nos fuimos de excursión a Jerusalén. Yo no soy muy creyente, pero nos marcó a todos. Algunos hicieron su peticiones en el Muro de las Lamentaciones y más de uno va a volver a cumplir una promesa". Sobre la final comenta: "No somos los favoritos, pero vamos a ganar. Lo siento por mi familia y mis amigos sevillistas, que están todo el día llamando para pedir entradas. La pasión por el equipo que me vio nacer ha ido desapareciendo. El orgullo profesional puede con eso. Así que sólo les queda una: unirse a nuestra fiesta perica después del partido".

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