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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Derecha española y derecha británica

Como residente en Escocia he podido observar el comportamiento del Gobierno, los partidos de oposición y los medios de comunicación ante dos acontecimientos que se han producido simultáneamente en España y el Reino Unido. Las diferencias entre la derecha española y la británica son muy llamativas y desfavorables para la democracia española.

En primer lugar, los errores de las fuerzas de seguridad que no pueden evitar masacres islamistas como los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid y del 7 de julio de 2005 en Londres. La policía británica tuvo controlados a algunos de los suicidas de los ataques de Londres y supo de sus intenciones terroristas, pero no los consideraron una prioridad. En el Reino Unido a nadie (ni a personas "normales" ni a las que no lo son, a nadie) se le ha ocurrido sugerir que la policía formaba parte de un complot organizado para asesinar a decenas de personas. Sin embargo, en España sí. Afortunadamente, parece que el principal partido de la oposición en el Parlamento español ya no es de esa opinión, y ahora intenta disimuladamente que se olvide lo que ha sugerido durante tres largos años.

En segundo lugar, las pretensiones secesionistas de parte del electorado de naciones periféricas del Estado, tanto en España como en el Reino Unido.

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Hoy, jueves 3 de mayo hay elecciones al Parlamento escocés y a la Asamblea galesa. En Escocia es muy probable que por primera vez los nacionalistas sean la fuerza más votada (aunque lejos de la mayoría absoluta). Las elecciones han tenido uno de sus puntos de discusión más importantes en la independencia. Los nacionalistas apuestan por ella a medio plazo (prometen un referéndum en tres años), y algunos pequeños partidos les apoyan. Los laboristas, los lib-dem y los tories se oponen, aunque en general aceptan un incremento de las competencias exclusivas del Gobierno y Parlamento escoceses. Los argumentos esgrimidos por unos y otros son racionales y buscan lo mejor para el ciudadano escocés.

Nadie considera aberrante que los escoceses puedan querer variar su relación con el resto del Reino Unido e incluso independizarse. Los ciudadanos, los partidos y los medios de comunicación están a favor o en contra de la independencia, con sólidos argumentos en casi todos los casos. Sin embargo, nadie se opone a que este debate se celebre. Y nadie cree que si los escoceses quisieran la independencia (los sondeos dicen que la mayoría no la quiere), ésta debiera negarse. De producirse, la separación se llevaría a cabo sin traumas y manteniendo fuertes vínculos socio-económicos.

Compárese con el griterío mediático sobre la destrucción de España y los discursos sobre la unidad del Estado como "bien moral" que no puede ser cuestionado por "personas decentes". Ojalá la derecha española aprenda algo de la británica.

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