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El embajador en EE UU alertó del riesgo legal de ir a Guantánamo

La principal visita española a la base se preparó a espaldas de los diplomáticos

La visita que una delegación española realizó a Guantánamo en junio de 2002 para interrogar a 13 detenidos en la base estadounidense se preparó a espaldas de la Embajada en Washington, según los telegramas a los que ha tenido acceso este periódico. El embajador español, Javier Rupérez, conoció el viaje por una comunicación del Departamento de Estado de EE UU y se puso en contacto con el Ministerio de Exteriores español para advertirle del riesgo jurídico de la misión y recomendar la presencia de un diplomático durante la visita.

Rupérez recordó que la misión, gestionada directamente por la Dirección General de la Policía en España ante la Embajada de Estados Unidos en Madrid, reunía "especiales condiciones [dado que la] detención [en Guantánamo] y la ambigüedad en la cuestión estatuto jurídico [dentro de la base] hacen conveniente presencia de funcionario diplomático, bien de esta Embajada o de ese Ministerio, al frente delegación española".

El entonces embajador Rupérez pedía en su telegrama que el Gobierno enviara a un diplomático junto a los policías, cosa que finalmente se hizo. Pese a la cobertura diplomática, la misión policial fue de inteligencia, y los agentes intentaron sacar información a los detenidos sobre radicales extremistas en España.

De las tres visitas que el Gobierno de José María Aznar organizó a Guantánamo (en marzo de 2002, junio de 2002 y enero de 2003), con policías y espías del Centro Nacional de Inteligencia que pretendían obtener información para la lucha contra el terrorismo de España, sólo la de junio de 2002, preparada sin conocimiento del embajador, incluyó interrogatorios a varios presos de la base militar estadounidense que no guardaban relación con España.

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