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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Francisco López Díaz, serígrafo y activista político

Estuvo en las cárceles franquistas por ser miembro del PCE

Si alguien estuvo siempre convencido de que "la religión es el opio del pueblo", ése fue Paco López, hijo de padres republicanos y militante comunista que, con 16 años y ya enfrentado a todo lo que suponía el franquismo, decidió exiliarse a Uruguay, realizando el largo viaje como polizón en un buque mercante.

Instalado en Montevideo, concilió la actividad política con trabajos muy singulares -como el reentintado de cintas mecanográficas ya usadas- y participó en toda actividad cultural que significara una oposición al régimen fascista que había tomado el poder en España tras la contienda civil, entre otras, en el estreno de la obra de teatro La niña guerrillera, de José Bergamín, en la fue uno de los intérpretes. También en Montevideo, se casó con Dolores Andreu, hija de exiliados, y allí nacieron sus dos hijos Marga y Juan.

En 1967, Paco regresó a España y se estableció en Cartagena, donde en 1970, acusado de ser el responsable local del PCE, fue detenido, torturado y encarcelado durante dos años. Una vez liberado, fue representante en España de Praga Export, la firma estatal checoslovaca para la venta en el mercado europeo de mobiliario y juguetería.

En 1974, fijó su residencia en Valencia, asociándose con José Llopis, un compañero al que había conocido en Uruguay, en la empresa Ibero-Suiza, dedicada a la impresión por procedimiento serigráfico. En aquellos talleres, se estamparon obras de destacados artistas nacionales e internacionales como las del Equipo Crónica, Eduardo Arroyo, Eusebio Sempere, Antonio Saura, Valerio Adami, Manolo Mompó y Equipo Realidad, entre muchos otros.

Con el Equipo Crónica, Paco López mantuvo una especial relación, y tal vez por esa razón su imagen aparece en distintos cuadros de la serie Oficios y oficiantes creada por Rafael Solbes y Manolo Valdés. Pero, también en Valencia, supo conciliar sus quehaceres profesionales con la actividad política. Y, en consonancia, colaboró -con la generosidad que le caracterizaba- en la organización de los movimientos vecinales, llegando a presidir la Asociación de Vecinos de El Carmen.

Paco fue un gran conversador, capaz de explicar con sencillez el tinglado que el Vaticano había montado en Lourdes, convencer a cualquiera de las excelencias industriales de la ciudad de Brno y, asimismo, de que el eurocomunismo (que él aceptaba por disciplina) había sido un auténtico error.

Todos los que le conocimos siempre comentamos la originalidad de su cordial saludo de despedida, muy personal (y probablemente insólito en esta ciudad): "¡Felicidad! ¡Que tengas mucha felicidad!"-

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