"Perdemos un tesoro, pero no es nuestro"
Tras devolver cinco 'klimts', Austria entrega un 'munch' a una nieta de Mahler
La playa que pintó hacia 1902 el noruego Edvard Munch con la Luna y su reflejo en el agua cual signo de exclamación se podía ver ayer todavía en la Galería Austriaca, en el palacio de Belvedere, junto a las obras de otros expresionistas como Emil Nolde, Ernst Ludwig Kirchner y Fernand Léger. Sin saber que se encontraba delante de uno de los miles de objetos del expolio nazi, una turista alemana contemplaba fascinada el paisaje abstracto. El vigilante de turno estaba al tanto: "Mañana mismo descuelgan el cuadro".
En los últimos tiempos, la Galería Austriaca, propiedad del Estado, ha tenido que despedirse de parte de su valiosísima colección para devolver obras de arte a sus antiguos propietarios, saqueados directa o indirectamente bajo el nazismo. "Sí, se podría decir que estamos tristes", admite el portavoz del museo, Klaus Pokorny, "o, mejor dicho, pensativos, pues notamos que hemos perdido un tesoro. Pero las obras no son nuestras y está bien que se devuelvan".
Tras haber restituido Adele Bloch-Bauer I y otras cuatro obras maestras de Gustav Klimt que han alcanzado millonarias cotizaciones en subastas y en ventas no públicas, despedirse del munch parece ya casi un ejercicio de rutina. Paisaje marítimo con Luna pasa así a ser propiedad de Marina Fistoulari-Mahler, nieta de Gustav y Alma Mahler y fruto del matrimonio de Anna Mahler con el músico Anatole Fistoulari. En su lugar, se colocará hoy mismo un lienzo del expresionista Oskar Kokoschka titulado Madre e hijo.
Este relevo parece un guiño del destino en este palacio barroco que condensa en arte tanta historia y tanto drama del siglo XX. Como Klimt y otros artistas de su tiempo, Kokoschka estuvo desesperadamente enamorado de la compositora Alma Mahler, musa de los genios de la Viena de entreguerras. Alma se casó en 1902 con el compositor Gustav Mahler, en 1911 con el arquitecto alemán Walter Gropius, fundador de la Bauhaus, y en 1929 con el escritor judío Franz Werfel.
Paisaje marítimo con Luna, de Munch, también titulado Noche de verano en la playa, fue un regalo de Gropius a su esposa al nacer su hija Manon en 1916, quien moriría de polio a los 18 años. En 1937, tras casarse en terceras nupcias con Werfel, Alma Mahler dejó en depósito el cuadro a la Galería Austriaca, que había sido fundada en 1903 por el Estado como primera pinacoteca nacional de arte moderno.
"Presión internacional"
En 1939, Alma y su esposo huyeron de la persecución nazi. Atravesaron los Pirineos a pie. Pasaron por España y Portugal antes de llegar a su exilio definitivo en Estados Unidos. Desde allí, en 1953, Alma intentó recuperar el cuadro que su padrastro, Carl Moll, en su ausencia y sin su consentimiento, había vendido en 1940 a la Galería Austriaca, por valor de 7.000 marcos del Reich. Moll se había convertido en simpatizante del nazismo.
La Comisión de Restituciones consideró justa la demanda de la propietaria original del cuadro, pero una segunda instancia impidió su devolución argumentando que la Galería había hecho la adquisición de buena fe. Alma Mah-ler no se dio nunca por vencida y siguió reclamando, hasta que, en 1962, falleció en Nueva York sin recuperar su pintura favorita.
"Esto demuestra que Austria sólo reacciona bajo enorme presión internacional. Los herederos de Mahler no han dado su brazo a torcer, y el éxito que han tenido les ha dado razón. No son tan afortunados quienes no tienen tanto aguante, ya sea por falta de nervios, de dinero, o porque se han vuelto ya muy viejos", dijo ayer el abogado Alfred Noll, quien también tuvo oportunidad de ocuparse de este caso hace siete años, cuando, aprovechando la creación de una nueva ley de restituciones en Austria, Marina Fistoulari-Mahler reinició los trámites.
La decisión definitiva fue tomada el miércoles por la Corte de Justicia austriaca. "Ha sido un éxito rotundo", comentó en un comunicado el abogado holandés Gert-Jan van den Bergh, que representó los intereses de la heredera de Mahler. "Este caso abre esperanzas para numerosos casos similares en espera de respuesta". Marina Fistoulari-Mahler se mostró "increíblemente feliz" y "aliviada". Comentó que la decisión de la justicia austriaca "honra la memoria" de su abuela Alma, "que con tanto dolor luchó por la restitución de esta pintura hasta el lecho de su muerte", y además, a partir de ahora, la descendiente de Alma podrá "viajar a Austria con otra sensación", dado que "esta decisión ha sido importante para restablecer la relación de mi familia con su país de origen".
Esta misma semana, el consejo de restituciones austriaco ha recomendado devolver a los herederos de otras cuatro familias expoliadas una serie de objetos de arte, piezas prehistóricas, porcelanas, libros y grabados hasta ahora retenidos en la Galería Belvedere, en el Museo de Historia Natural , en el Museo de Artes Aplicadas y en la biblioteca del Museo Técnico.
Por otro lado, ayer en Londres la Fundación de Arte Andrew Lloyd Weber, propietaria del cuadro de Picasso El bebedor de absenta, que el miércoles fue retirado de una subasta de Christie's en Nueva York debido a las demandas presentadas por los herederos de su antiguo propietario, el banquero berlinés Paul von Mendelssohn-Bartholdy, hizo público ayer un comunicado resaltando que éste "no era judío. Es un converso católico". Se cree, además, que la pintura la vendió su segunda mujer, Elsa, que tampoco era judía. El Registro de Obras Perdidas, la principal base de datos de piezas robadas por los nazis, y distintos grupos judíos de Viena salieron ayer en apoyo de la fundación de Andrew Lloyd Weber, informa Lourdes Gómez.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.